En una sociedad en donde ser un héroe es una de las profesiones mas importantes, todo niño con alguna peculiaridad o don tiene el sueño de ser el héroe numero 1.
Citlali Álvarez con tan solo 15 años había luchado por ese mismo sueño en su natal Méx...
Se me había hecho tarde como nunca, llegue 5 minutos antes de la primera campana y lo primero que escuche fue como todos hablaban sobre las pasantías.
—¡JAJAJA! ¡NO PUEDE SER ¿ES ENSERIO BAKUGO?!
—No se rían, mi cabello se acostumbro tanto que no importa lo que haga no vuelve a su forma.—un Bakugo con el cabello relamido y cara frustrada era el centro de atención.
Verlo con un peinado tan ridiculo me hizo estallar en risas junto a Sero y Kirishima.
—Bakugo ¿qué onda con tu peinado de Benito Juárez?—era mi oportunidad de burlarme de bakugo y no la desaprovecharía.
—¿Quien carajos es ese?
Le mostré una imagen del ex presidente, temí por mi vida pues la expresión de enojo de mi compañero era de miedo.
—¡Es idéntico!— gritaron Kirishima y Sero.
—No lo soy.—Cómo arte de magia su cabello volvió a ser igual de alborotado.
—¡Volvió!
Denki en cuanto me vio corrió hacia mi y me abrazo.
—Yo también te extrañe Denks.
—Me asustaste Shito, creí que no vendrías.— me vio preocupado.
—Bueno hubiera llegado temprano, pero me desvelé hablando con alguien toda la noche.— le di un ligero empujón con mi brazo bromeando.
Todos hablaban sobre cómo habían sido su semana de pasantías hasta que alguien sacó el tema de Stain.
—Fueron ustedes 4 ¿no?— afirmó Denki mientras revisaba que no tuviera ninguna herida.
—Si, el asesino de héroes.—aseguró Sero mientras era sometido por Bakugo.
—Me alegra que estén bien, en serio.—Kirishima trataba de safarse de Bakugo.
—Estaba preocupada— la vicepresidenta habló desde su asiento.
—Escuche que Endevor los salvo.
Shoto y yo nos vimos de reojo, recordando lo divertido que fue ver al héroe número 2 haciendo berrinche y quemando la mitad de su oficina.
—Si, nos salvo.—hablo el heterocromatico.
—Es aterrador, ¿pero vieron el video? Es muy audaz.—aduló el rubio a mi lado.
Como reflejo le di un zape por la barbaridad que decía mi... sinceramente no sabría cómo llamarlo en este momento.
—¿Hablas enserio Kaminari?— reclamamos Midoriya y yo a la vez.
— Lo siento.— se tapó la boca arrepentido por la metida de pata.
Después de un regaño por parte de Iida, tomamos nuestros lugares antes de que llegara cementos para dar su clase.
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