En una sociedad en donde ser un héroe es una de las profesiones mas importantes, todo niño con alguna peculiaridad o don tiene el sueño de ser el héroe numero 1.
Citlali Álvarez con tan solo 15 años había luchado por ese mismo sueño en su natal Méx...
Hacia mucho tiempo que no disfrutaba un fin de semana junto a mis padres, la última vez que habíamos estado tirados en la sala o riendo fue antes de que me fuera a los dormitorios.
—Te veías deslumbrante estrellita, como una gran artista.
—No fue para tanto, mi inspiración fue Zeli.
—Hacía años que no la llamabas así.— recalco mi mamá.
—Bueno es una ocasión especial, serían sus 15 y conociéndola hubiera querido su fiesta a lo grande.— respondí un tanto melancólica.
El ambiente cambió a uno más triste con el solo recuerdo de su aniversario.
—Saben... me pasó algo extraño ayer.— debía contarles el regalo que me dieron.— Tuve como un sueño despierta con Itzel, pero pareció tan real.
—¡Tu también!— gritaron sorprendidos los dos.
—Esperen... ¿Cómo que yo también? ¿También soñaron despiertos?
Una pelea de gritos de confusión comenzó entre nosotros tratando de entender cómo había sido posible que los 3 tuviéramos el "mismo sueño".
Después de un rato comenzamos a reírnos por nuestra confusión y gritos.
—No se como fue posible pero... sin duda fue el mejor regalo que nos pudo dar mi solecito.
—En eso tienes razón, fue un gran regalo.— coincidió mi mamá con algunas lágrimas en sus ojos.
Después de un rato llego la tanatologa que Kayda nos había recomendado y por fin comenzamos nuestro cierre de duelo.
—Bien, ¿todos tienen sus cartas?— pregunto la joven pelirroja.
Los tres asentimos un tanto nerviosos por lo que vendría.
—Bien ahora necesito que enciendan la vela, esta simboliza a su pequeña, después de que lean sus cartas deberán quemarlas para hacérselas llegar.— nos explicaba de forma tranquila.—¿Quién quiere ser el primero?
Estábamos nerviosos, todos queríamos hablar y expresar nuestro sentir hacia el ultimo miembro de la familia que faltaba, pero el no saber como hacerlo o quien empezar nos ponía aun mas nerviosos y volvía tedioso el silencio que se formaba entre nosotros.
La valentía de mi mamá salió a flote y fue la primera en leer su carta, por un momento mientras contemplaba la pequeña flama todo el valor que parecía haber ganado, se esfumo apenas desdoblo el pedazo de papel; su voz se quebraba con cada palabra, pero su mensaje para Itzel era precioso.
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Una vez que terminó de leerla no pudo contener las lágrimas y se soltó a llorar; apenas la hoja de papel entró en contacto con el fuego este se torno de un color magenta y la cera comenzaba a escurrir por los bordes.
