Habían pasado algunas semanas desde que las residencias habían comenzado y dividir el tiempo entre la escuela y una residencia compartida, me estaba cobrando factura, no me quejaba sobre la oportunidad de trabajar en dos agencias extremadamente importantes, pero el cansancio podía más conmigo.
Inclusive había adquirido una pequeña adicción al café y a las bebidas energéticas todo con tal de mantenerme despierta y activa aún que claro solo hacían efecto por el azúcar.
La última misión con la señorita Ryuk, a pesar de haber sido todo un éxito me había dejado molida, eso de detener el tráfico de drogas potenciadoras de dones era sumamente complicado.
Además de que mis amigas habían visto las cicatrices de la última cirugía que tanto procuraba esconder. Fue un gran impacto para ellas ver el tamaño de dichas cicatrices aún cuando ya había sanado.
Al regresar a los dormitorios lo primero que hice fue ir a reportarme con Aisawa y mis padres, solo para después ir a descansar lo más que pudiera antes de la siguiente misión.
Me despertó el dolor en mi espalda, genial me había caído de la cama, aproveché el golpe y baje a la cocina por un poco de hielo para el dolor y de paso ir por algo para comer, sin embargo antes de llamar el elevador comencé a escuchar gritos y explosiones en el lado de los chicos.
Quería ignorarlos y creer que Bakugo y Kirishima estaban jugando videojuegos, pero los gritos cada vez eran más frecuentes al igual que las explosiones, mi lógica me pedía a gritos que regresara a mi cuarto, pero mi sexto sentido me decía que algo malo pasaba.
Me maldecí internamente y caminé hasta la habitación de Bakugo, llame a la puerta y no recibí respuesta, llame una segunda vez y lo mismo, llame por tercera vez y la imagen que apareció frente a mi me dejó pálida.
—¿Qué quieres?—un Bakugo con el cabello totalmente desarreglado y sudado, y con la poca luz que había pude ver sus ojos enrojecidos
—¿Estás bien?, es que escuche un par de explosiones y gritos.
—Tsk, como si te importara maldita extranjera.—su voz sonaba ronca y quebrada.
—Solo me preocupe, maldito gruñón .—lo dije mas tosco de lo que creí.
—¿Quién te crees para hablarme así?—subió su tono de voz y abrió casi de par en par su puerta, dejando ver un verdadero caos.
El olor a quemado combinado con un ligero olor a sangre inundaba toda la habitación, las cobijas yacían revueltas por el piso junto con los restos de una lámpara y vidrios rotos.
—¡BAKUGO ¿QUE PASO AQUÍ?!—más que enojada estaba preocupada.
—Ya te dije que no es tu problema maldita extranjera.—su voz se iba apagando y se entrecortaba.—Tu no sabes nada...—dijo en un susurro.
Mientras me gritaba pude ver cómo sus manos estaban ensangrentadas.
—¡Bakugo estás herido, déjame ayudarte!—supliqué por que aceptara mi ayuda.
—¡NADIE PUEDE AYUDARME!—Cayó sobre sus rodillas, cubrió sus ojos para retener las lágrimas que se formaban en ellos.
Entre sin permiso, cerré la puerta y me arrodille frente a él, me tomo por sorpresa que me abrazara y continuara llorando.
—¡NADIE PUEDE AYUDARME!—repetía entre el llanto.
Estaba en shock, ver al chico más rudo de la clase llorar amargamente en mi hombro,tenía miedo de hacer cualquier cosa, no lo conocía bien, no sabía que reacción tendría si intentaba regresarle el abrazo, pero verlo en ese estado me recordaba a mi, y a todas las veces que necesite apoyo de alguien.
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Tu me salvaste (BNHA)
FanfictionEn una sociedad en donde ser un héroe es una de las profesiones mas importantes, todo niño con alguna peculiaridad o don tiene el sueño de ser el héroe numero 1. Citlali Álvarez con tan solo 15 años había luchado por ese mismo sueño en su natal Méx...