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- OFIUCO. PART.7 -

Salem había corrido tanto como sus cuatro patas podían dar, el miedo de ver a alguien como la chica muerta era demasiado, pero de una extraña forma le parecía familiar.

Salem: ya me perdí...

Estaba en medio del espeso y lúgubre bosque que rodeaba la escuela, si de día parece extraño de noche le daba una sensación de terror y miedo. Clásico de la escuela Emerald Black.

Salem: no debí irme tan lejos.... No debí salir en primer lugar....

Mientras el gato hablaba consigo mismo tratando de recuperar el rastro de regreso a casa se encontró con un lugar extrañamente familiar.

Salem: nya ¿El jardín de Hild?

Por la poca luz de la luna y el reflejo de la vidriera de la construcción pudo reconocer el lugar, lo que le parecía curioso era encontrar la puerta abierta y la luz de adentro encendida.

En un inicio pensó que Hild se encontraba reparando los destruido por Ofelia, pero el aroma era de alguien más.

Salem: esa no es la chica perro

Con el mayor cuidado y silencio que sus patas felinas le proporcionaban se adentró al invernadero escondiéndose entre las enormes macetas y sacos de tierra negra y semillas. Vio algo que lo dejo medio anonado.

Salem: oh cielos...

Quien estaba adentro era Ofelia, no llevaba su traje de líder sino su uniforme con las mangas recogidas y el chaleco amarrado en la cintura. Estaba acomodando las macetas con plantas recién sembradas, limpio el suelo hasta dejar todo limpio y algunas piezas mecánicas en la mesa de trabajo de la dueña.

Salem: que curioso...

El felino movía su cola con cuidado de que la llama no quemara nada a su alrededor o eso creía. La chica lobo olfateo su alrededor al sentir un olor peculiar en sus narices.

Ofelia: eso huele a quemado

Volteo solo para encontrarse con un saco de tierra en llamas y un felino mirándola curioso.

Ofelia: ¡FUEGO¡

Salem: ¿fuego? ¡FUEGO¡

Salem salió corriendo de su escondite, Ofelia tomo la cubeta la cual usaba para limpiar el piso echándola al saco de tierra incendiada. La líder de Luperca miro enojada al felino quien ahora se encontraba sosteniendo su cola y sonreía nervioso mostrando sus colmillos de gato.

Ofelia: tenías que ser tú

Salem: jejejeje holis

Ofelia: ¿Qué haces aquí? No deberías estar con tu dueño

Salem: eso mismo debería preguntarte, la última vez que tú entraste destruiste todo el trabajo de la niña perro

Ofelia: Tsk, eso lo se

Salem dio una mirada alrededor del invernadero, más allá del saco de tierra quemado y mojado todo estaba limpio y en orden no como la última vez que entro con los chicos. Ofelia estaba manchada de las manos y terminaba de acomodar lo último que le faltaba.

Salem: ¿Arreglaste todo esto?

Ofelia: ¿no es obvio?

Salem: creí que Hild no te agradaba

Ofelia: esto es más por cuestiones personales

Salem: cuestiones que se llaman Hild