- DRAGONTOWER. PART. 19 -

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Hild y Azariel no tardaron mucho en llegar a su sección. Como había dicho Feng, estaba cerca de ellos atravesando el pasillo y doblando a la izquierda.

Llegaron a una enorme puerta con cubierta de templo rojo desgastada por el tiempo y manchada con algunas gotas de tinta. Tiene sellos rotos y una campana rota, debía ser de la buena fortuna o algo parecido.

Hild: ese debe ser el salón. Hay que entrar con cuidado no sabemos lo que hay del otro lado

Azariel: como sea

Hild: ¡Oye-

Azariel abrió las puertas de par en par con una patada haciendo sonar en todo el corredor y el salón. El eco se esparció en cada rincón avisando del siguiente movimiento de los intrusos. Hild esperaba lo peor, pero al ver que nada pasaba se calmó un poco.

Hild esperaba lo peor, pero al ver que nada pasaba se calmó un poco.

Hild: ten más cuidado, no sabemos lo que pudo haber pasado ¿No que los tiburones son sigilosos?

Azariel: Agh, eso es un mito inventado por los delfines

Hild resoplo con molestia ingresando con cuidado en aquella sala. Azariel la siguió y tan pronto como entraron las puertas se cerraron de golpe espantando al par de enanos. 

Azariel: Tsk, empieza el juego ¿no es así?

Hild: no te confíes, las trampas de bóveda se activan en cualquier momento

Ambos sacaron sus plumas mágicas en caso de usarlas con algún enemigo. En su lugar la sala se ilumino por faroles de color naranja y fuego rojo revelando el interior del salón.

Feng no mentía con el interior de aquella sección, estaban rodeados de figuras de piedra en forma de leones con un pelaje que imitaba el fuego, el suelo tenía una cubierta de azulejo rojo y negro con un patrón hipnótico pero completamente desigual, largas cortinas rasgadas manchadas de tinta y un extraño olor a oxido.

Hild: No veo ninguna palanca o trampa cerca

Azariel: mira arriba

Hild levantó la cabeza encontrándose con fénix de piedra en una posición que parecían observar todo desde arriba. En el centro de la cúpula había una máquina parecida a un reloj, pero no uno convencional sino que marcaba el calendario estelar, habían estrellas, fechas y una variedad de aros en posiciones distintas que marcaban un horario y fechas extrañas.

Hild: un reloj estelar, lo usaban los astrónomos para medir la hora en la noche y la posición de los astros y planetas cercanos

Azariel: están todas las constelaciones en la cúpula, pero parece que no funciona

Hild: ¿Por qué?

Azariel: mira, cuando navegas siempre te guias con la estrella del norte o el cinturón de orión en caso de que te pierdas ¿Dónde están esas estrellas?

Hild levantó la cabeza nuevamente inspeccionando el reloj dándose cuenta de dichos detalles, estrellas importantes faltaban en el cielo y algunos aros no cambiaban de posición o seguían girando en el mismo eje.

Hild: creo que tendremos que reparar el reloj para salir de aquí

Azariel: ¿Y cómo lo haremos?

Antes de decir algo el sonido de unas palancas moverse y el rechinar de la maquinaria que parecía ser una nota desafinada los puso en alerta. Algo se había activado. La puerta había terminado de cerrarse aplicando un cerrojo con cabeza de dragón y haciendo aparecer una figura de piedra con cabeza de león.

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