- OFIUCO. PART.29 -

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Las clases de educación física eran cansadas y agotadas debido a las actividades físicas que el Prof. Dagon les implantaba.

Prof. Dagon: ¡Ahora todos ustedes corran otras 10 vueltas!

Alumno1: agh, no otra vez no

Alumno2: ya no más por favor

Alumna3: ni siquiera desayune

Alumna4: tráiganme una coca se me baja la presión

Y tú al igual que tus amigos no eran la excepción.

Surt: agh, se me va el alma

Korem: ....

Salem: creo que baje de peso

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– Agua... –

– Debí comer algo –

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El profesor hace sonar su silbato al oír las quejas de los alumnos dándoles una mala mirada en el proceso.

Prof. Dagon: ahora gracias a sus compañeros serán 15 vueltas

Todos protestaron pero con esa mirada de comandante militar asesino que luego les daba se callaron y de inmediato comenzaron a correr.

Salem apenas si sentía sus patas al igual que tú con tus piernas, fue una clase sumamente cansada pero notaste algo que te dejo un poco inquieto, Korem estaba demasiado callado, no es que todo el tiempo sea un escandaloso (bueno la verdad sí) pero no era un silencio normal para él.

Al terminar las clases se encontraban en los pasillos de la escuela recuperando el aliento y comprando un par de bebidas de la máquina expendedora.

Hild: ¿Qué puso de mal humor al profesor? No suele ser tan exigente a la hora de dar clases

Surt: escuche que fue por su hija, creo que hizo un desastre en su escuela y lo llamaron para reportarla, bueno eso me dijo Iván

Salem: nya no siento mis patas, aprendiz cárgame

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– Estoy en las mismas –

– Esta vez no amigo –

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Salem: agh, Oye Korem ¿Me cargas?

El chico no hizo caso a las palabras del felino que le jalaba la chaqueta de su uniforme.

Salem: korem, hazme caso

Seguía en su mundo y parecía estar pensando en varias cosas. Salem se enojó subiéndose en su hombro y gritándole al oído.

Salem: ¡Korem!

Korem: ¡AAAHHHH!

El gato bajo al suelo, el chico solo se tallaba el oído mientras veías como salía de sus pensamientos.

Korem: oye ¿Qué te pasa?

Salem: a ti que te pasa, has estado demasiado callado

Korem: también tengo mis días de silencio

Surt: pero ese silencio tuyo no era tan cómodo como el habitual

Hild: es verdad ¿Sucedió algo cuando volviste a tu dormitorio?

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