CAPÍTULO DOS - PENSÉ QUE ESTAS M*** YA HABÍAN ACABADO

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      Sábado, 3 de junio del 2023

No me podía creer que me hubiese dejado dormir otra vez.

Pues yo, sí.

Vale, ya estaba aquí otra vez mi conciencia, empezaba a darme la vara muy temprano.

En realidad no es temprano, solo que tú te has levantado tarde.

Vale, en el fondo tenía razón. Eran las diez y media y había quedado con el grupo de los cinco rubios a las diez. Menos mal que vendrían a mi casa, por lo que, posiblemente, los chicos estuviesen abajo con mi hermano o mi madre. Era un hecho que mi padre, en cuanto los vio, intentó desaparecer.

¿Y puedes echárselo en cara?

No, no podía echárselo en cara. Mi padre tenía mil razones para desaparecer en cuanto nos reunimos los chicos y yo, pero la mayor de todas era que juntos éramos unos pesados. Yo también me iría a Alaska si estuviese en su lugar.

En cuanto bajé las escaleras, pude oír a los chicos riéndose, seguramente por alguna tontería que estuviese contando Marco. Estaban los cuatro sentados en la barra de la cocina y mi madre los acompañaba. También habían venido Alex y Hugo que, desde hace unos meses, prácticamente no se separaban de Marco.

— Ellie, menos mal que te has levantado. Tus amigos estaban esperando por ti. Les he invitado a pasar el día en la piscina, pero me han dicho que tenéis planes. Espero que no tenga nada que ver con alguna de esas bromas que gastáis en el instituto. El profesor de tu hermano me ha insinuado que, posiblemente, tus amigos y tú seáis los responsables de casi todas ellas —me dijo mi madre con su habitual energía matutina.

— Emma —le contesté a mi madre por su nombre, aunque ella prefiriese que la llamase mamá —¿no crees que es demasiada información para una mente que aún no ha desayunado?

— ¿Y tú no opinas que deberías de, por lo menos, lavarte la cara antes de bajar con esas pintas a desayunar? —me regañó Marco.

Marco podía ser el amigo más divertido del mundo y alguien a quien poder confiar todos tus problemas y secretos, pero algunas veces era demasiado quisquilloso.

Sabes que tiene razón.

Posiblemente, tuviese razón. Me había acostado con el pelo mojado y en este momento parecía que tenía un nido de pájaros encima de la cabeza. Además, llevaba una camisa vieja de mi padre y unos pantalones cortos de cuando entrenaba con los chicos al fútbol y que ya deberían de haber pasado a mejor vida.

— Perdone, su majestad. No sabía que fuese tan delicado —le dije con sarcasmo mientras le hacía una reverencia.

— Bueno, tampoco me voy a quejar. Cuando tengas un novio que él te meta a camino. ¿A qué sí, mamá? —le preguntó Marco a mi madre con su sonrisa más encantadora.

La relación de Marco y mi madre era más cercana que la que tenía Marco con su propia madre, por eso solía llamarla mamá, sobre todo cuando acabamos peleándonos y le pedía que viniese a separarnos. En estos casos mi madre siempre se reía y no le decía nada, pero yo sabía que en especial a Marco, le tenía mucho cariño.

— Marco, no te metas con Ellie. Aún no ha desayunado y ya sabes que, hasta que no lo haga, estará de mal humor —le advirtió mi madre devolviéndole la sonrisa.

— Pues a mí me parece que estás muy guapa —dijo Alex sin que viniese a cuento, lo que hizo que todos nos quedáramos mirándolo muy serios, menos mi madre que negó con la cabeza mientras me acercaba un plato y una taza para que empezara a desayunar.

SOMOS CINCO RUBIOS - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora