CAPITULO VEINTITRES - YO NUNCA HE SENTIDO CELOS

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           Sábado, 21 de octubre del 2023

Sé que alguien me llama, aunque no puedo abrir los ojos, aún me encuentro en el mundo de Morfeo. Intento subir unas escaleras, pero cuando casi estoy llegando, no puedo caminar y empiezo a impulsarme con las manos, como si estuviese volando, pero haciendo los movimientos de nadar a braza. Lo intento más y más fuerte, pero no consigo casi moverme.

- Ellie, es la segunda vez que te aviso. Tus amigos están abajo y van a empezar a desayunar sin ti - oí a mi madre a través de la puerta de mi cuarto.

- Voy, mamá. Dame dos minutos. Me he quedado dormida - le dije lo más alto que pude.

Mierda, habíamos quedado hoy a las nueve en mi casa para desayunar y organizar una broma con unas bolsas llenas de agua que pondríamos en el techo de los pasillos del instituto para que entre segunda y tercera hora de este lunes mojasen a todos los que estuviesen debajo.

 ¿Por qué tan temprano?

Matt podría venir este fin de semana y nos prometió ayudarnos a llevar a la nave que estábamos preparando todo lo que necesitábamos para la fiesta de Halloween, ya que no iba a poder venir hasta el día de la fiesta. Lo íbamos a hacer el fin de semana pasado, pero no había podido y al final lo habíamos dejado para este. No nos veíamos desde el cumpleaños de mi hermano porque él seguía liado con su compañía, la universidad, el fútbol y sus nuevos amigos.

Noto un poco de celos.

No, a mí me daba igual que no tuviese tiempo para nosotros, pero nos hubiese venido muy bien su apoyo. Sobre todo porque tenía coche y al final tuvimos que pedir ayuda a mis padres, e incluso a Mathew, que nos lo encontramos en la zona comercial el fin de semana pasado y nos ayudó a llevarlo todo en el coche de su otra vez novia. Todo un detalle, si teníamos en cuenta que le di un buen puñetazo el mes pasado.

¡Espabila, qué te están esperando!

Hacía lo que podía. Anoche me tocó trabajar ocho horas en el restaurante. Quería tener libre el fin de semana por si los chicos planeaban hacer algo.

¿Cuándo dices los chicos, te refieres a Matt?

Hacía tanto tiempo que no lo veía que ya ni me acordaba de cómo era. Además, no es el único chico en el mundo.

Anoche, cuando acabé de trabajar, cenaron Mark y Eric conmigo. Me lo pasé genial. Eric era mucho más divertido cuando estaba solo que cuando había adultos con nosotros, porque a mi jefe no se le podía considerar un adulto. Yo tenía la bicicleta en el piso, pero él insistió en traerme a casa y al final llegamos pasadas las dos de la mañana. 

- Vaya, pero si llegó la bella durmiente- dijo Yjo al verme aparecer en la cocina.

- Buenos días a todos también - contesté yo de mal humor.

- ¿Otra vez con esas pintas? Como siempre, ni siquiera te has peinado - se quejó Marco.

- Ya está otra vez con lo mismo el príncipe de Costa Marfil - le contesté.

- Si me preguntasen a mí, te diría que estás guapísima y verte despeinada, después de levantarte, debería de ser el sueño de cualquier hombre - me susurró Matt al oído, cuando se acercó a darme un abrazo.

Hacía dos semanas que no lo veía por lo que estaba desacostumbrada a sus ocurrencias.

En realidad, nunca te has acostumbrado.

- ¿Empezamos a desayunar? Yo creo que me voy a desmayar del hambre - exageró Sam.

- Y yo también, hermano.

SOMOS CINCO RUBIOS - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora