CAPITULO SESENTA Y NUEVE - DESPEDIDA

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       Lunes, 7 de abril del 2025

Ya se habían acabado las vacaciones y volver a la facultad se me había hecho un poco pesado. Uno se acostumbra a lo bueno y levantarme todas las mañanas, sin prisas y con mi marido para mí sola, es demasiado bueno como para no darme cuenta.

Mis padres se fueron dos días después de que yo saliese del hospital, no querían dejar a mi hermano muchos días solo con Kate. Pero los chicos y Markus estuvieron de visita hasta el martes, el día que empezaba el semestre en la universidad. Los gemelos y Marco me acompañaron mi primer día, porque querían conocer Polonia y estuvimos haciendo los tontos un rato. Como ese día solo tuve dos clases, volvimos temprano y después de un almuerzo todos juntos, los llevamos al aeropuerto para que se subieran en el avión de la empresa y volvieran a sus vidas.

Ese día Yjo estaba amulado porque no le dejaron venir a Polonia, ya que Samanta lo hizo asistir a una reunión en la sede de Berlín como parte de sus prácticas.

Se notaba que Markus no se quería ir y Matt tampoco quería que se fuese. Después de estar estos días juntos, se les hacía muy triste la despedida. Al menos prometió que volvería en dos semanas para ayudar a organizar la empresa en Alemania, puesto que Frank Biona dejó de ser su director ejecutivo.

Yo había recomendado a Albert como sustituto de Frank, puesto que conocía a la empresa y, conforme mi opinión personal, era muy trabajador y capaz. Markus y Samanta también creyeron que era muy buena idea.

Matt aprovechó que había dos pisos pequeños libres en el edificio y pidió que los prepararan. Uno sería para que se mudase Carla y su hijo y el otro, de una habitación, para cuando viniese Markus, que por lo que pude escuchar, tenía planeado venir al menos una semana al mes durante los próximos seis meses para apoyar a Albert con la integración de todas las inversiones que había hecho Biona y que estaban, por suerte, a nombre de la empresa.

Lo de los contratos fraudulentos era mucho más complicado, estaban involucrados altos directivos de una docena de grandes empresas y necesitarían algunos meses para desenredarlo todo. La policía me había citado como principal testigo, al igual que a Albert, y Markus era la persona de contacto para la policía por parte de la empresa.

Sí, habían sido muy raros los últimos días. Incluso me obligaron a ir a un psicólogo el día antes de volver a la universidad y no me permitieron ir a la empresa, por lo que hoy sería mi primer día.

El psicólogo me recordó a Marco, pero en alemán. Charlamos un poco, me preguntó por lo sucedido mientras estuve secuestrada y al final me dijo que no tenía que volver. Se sorprendió un poco que desde el principio me escondiera y que no hubiese tenido más contacto físico con los secuestradores que en el momento en que los dejé en el suelo, pero por lo demás, todo había ido normal. No había tenido pesadillas, ni ataques de ansiedad. La única sensación desagradable que sentía cuando pensaba en esos días, era el hambre que pasé.

En la facultad nadie supo nada de lo que pasó ni que estaba embarazada. Mis antiguas compañeras de piso me contaron que el bueno de Albert fue hasta mi antiguo apartamento a buscarme y yo les dije que al final pude hablar con él y que el problema estaba solucionado.

En realidad, todo seguía igual que antes, solo que no podía seguir entrenando a boxeo, aunque seguía yendo al gimnasio y corriendo por las mañanas y hoy había empezado a ir a nadar. La piscina abre a las seis y media entre semana y por eso me he levantado temprano, corrido diez minutos para llegar, nadado media hora y he vuelto corriendo otra vez.

Tan solo son las siete y cuarto y le estoy preparando el desayuno a Matt que tiene que ir a su universidad por la mañana.

- ¿De dónde vienes con el pelo mojado? No me digas que estaba lloviendo y saliste a correr – me dijo mi marido dándome un susto de muerte.

SOMOS CINCO RUBIOS - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora