Lunes, 19 de junio del 2023
Hoy me sentía extrañamente ansiosa. La conversación que había tenido con Marco, después de que Alex intentara invitarme a ir al baile, se repetía en mi mente una y otra vez. Sé que nunca había tenido grandes problemas que resolver en mi vida y que siempre había tenido el apoyo incondicional, no solo de mis padres y hermano, sino también de mis mejores amigos.
Incluso sabía que algunos de mis profesores me tenían demasiada estima y que siempre intentaban hacerme la vida más fácil. Pero en el fondo es porque soy buena persona. Me lo merezco. Todo lo que tengo, me lo merezco.
Yjo, Marco, Tom y Sam también son buenas personas, también se lo merecen.
Vale conciencia, creo que hoy no me vas a servirme de mucho para levantarme la moral.
***
Después de haberme pasado mi primer día de vacaciones, arreglando el cuarto, guardando los apuntes de todo el año y jugando un rato al fútbol en el jardín con mi hermano, decidí que era hora de llamar a Marco. Necesitaba distraerme un poco, quería olvidarme de este extraño sentimiento que no me abandonaba desde hacía más de una semana.
Lo llamaría con la excusa de que me contase todo lo que sucedió en la fiesta del fin de semana. Yo estuve allí y me lo pasé genial, pero nunca me enteraba de nada. Además, se suponía que, después de nuestro exitoso plan para introducir el alcohol en la fiesta, a Marco ya le habrían dado el dinero los del último curso por nuestros servicios.
— ¿Ya me echas de menos? Pero si pasé todo el día de ayer en tu casa —se burló Marco de mí cuando descolgó el teléfono.
— No, solo llamaba a ver si por casualidad te perdíamos de vista —le seguí yo la broma.
— ¡Qué cariñosa eres, Rubia! Así, como no voy a enamorarme de ti —contestó, sabiendo lo que me molestaba que me dijese esas cosas.
— Y entre broma y broma, la verdad asoma —le contesté como lo hacía siempre que se burlaba de mí así.
— Definitivamente, eres mi persona favorita, Ellie —dijo sin parar de reír.
— Solo quería enteramente de todos los chismes de la fiesta —dije cambiando de tema.
— La verdad es que para el éxito que tuvo la operación sandías del pecado, es incomprensible el poco material de chismorreo que tengo. Solo tonterías de parejas, nada interesante.
— Por lo menos nos han pagado —le dije por decir algo.
— Sí, el dinero me lo dieron anoche, cuando me fui de tu casa. Lo guardaremos para ver que se nos ocurre hacer este verano. ¿Sabes si vas a trabajar otra vez estos meses en el restaurante?
— No lo sé, hemos quedado en que en principio haré veinte horas semanales. Tengo que hacerle también las vacaciones a una trabajadora en la empresa de mi madre, solo tendré que contestar al teléfono y atender a los clientes que entren por la puerta para que los demás sigan trabajando tranquilos.
— ¿Otra vez? —protestó Marco.
— ¿Por qué no trabajas algún día conmigo? Siempre te quejas de que no tienes suficiente dinero para ropa —le dije con la intención de convencerlo.
— Imposible, Ellie. A mi madre le daría un ataque si se enterase de que su hijo, que aún está en el instituto, trabajase, independientemente de la empresa que sea —respondió él con voz cansina, como las dos mil otras veces que ya me había dado esa respuesta.
— Mi madre siempre dice que el trabajo honrado nunca ensucia las manos, sin importar cuál sea.
— Tu madre es tu madre y la mía ya sabes cómo es. No vamos a convencerla nunca. El año que viene, antes de ir a la universidad, quizás solicite un trabajo en el restaurante donde trabajas.
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SOMOS CINCO RUBIOS - COMPLETA
Teen FictionEste año es mi último curso en el instituto. Después tendré que saber que voy a hacer con mi vida. He tenido una vida muy fácil, como todos los adolescentes que conozco. Mi mayor problema ha sido elegir mis asignaturas a principio de año, e incluso...