CAPITULO SESENTA Y OCHO - ¿QUÉ HACEÍS TODOS AQUÍ?

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             Jueves, 27 de marzo del 2025

No sabía dónde estaba, solo oía voces de personas que no conocía, pero no podía abrir los ojos. Estaba tan cansada. 

Recordaba hablar con Frank Biona y cómo él y otro tipo me secuestraron. También me acordaba de pasar escondida horas y horas, con hambre y cansada, hasta el punto de decidirme a salir y hacerles frente. Sí, se podía decir que les di una buena paliza cuando no se lo esperaban.

Y, por último, recordaba salir corriendo y acabar chocándome con Matt y entonces me sentí segura y me dejé caer en sus brazos.

- Niña, has pasado por mucho para que cuando te despiertes averigües que estás embarazada y que el padre es tan niño como el bebé que vas a traer al mundo – dijo una voz que no había oído en mi vida.

Ella siguió con su cháchara, pero apenas podía oírla porque se había alejado de mi lado. ¿Había vuelto a casa? Que ya no estaba en Alemania era un hecho, porque si no esa voz me hubiese hablado en alemán.

- Pero tú aún tienes dieciocho años y encima te has casado por voluntad propia. ¿Por qué, niña? Está claro que nadie aprende de los errores de los demás. Y yo, que tenía veintidós años, también fui una ingenua. Al final, tuve que dejar la carrera, cuando ya había aprobado tercero de medicina, para tener que pagar las deudas del idiota que me embarazó.

Otra vez se puso a cantar, esa canción me sonaba, era una nana, me estaba cantando una canción de cuna. ¿Pero quién?

- No me malinterpretes. No me importa estar ahora trabajando como personal de limpieza, ni siquiera soy auxiliar de enfermería, pero puedo ver a mi niño todos los días y no nos falta de nada. Vivir lejos de la familia, al principio, fue duro, sobre todo porque no tenía quien me ayudase con Theo, pero, aunque me hubiese quedado, no hubiese obtenido su ayuda, porque en cuanto se enteraron de que estaba embarazada, me echaron de casa, olvidando todos los años de convivencia y amor, por no sentir la vergüenza con los vecinos. Ellos se lo pierden, te encantaría Theo si lo conocieses. Acaba de cumplir un año y es muy bueno.

Continuó cantando y yo solamente la oía de lejos. ¿Habré terminado tomándome la droga que Frank Biona quería administrarme? Unos minutos después entró alguien más a la habitación.

- ¿Se puede pasar ya? – preguntó ¿mi marido?

¿Qué hacía aquí mi marido? Si no estaba drogada, esto solo podía ser un sueño.

- Sí, ya está todo listo. Le he arreglado el sillón donde ha pasado la noche. He visto que los doctores han dicho que está en estado de shock. Eso es una tontería. Ella solo está durmiendo. Le he tomado sus constantes y está todo perfectamente, pero déjela que descanse, lo necesita – oí que le decía a mi marido la voz que antes cantaba.

- ¿Cómo lo sabe? – volvió a hablar mi marido.

- Antes de trabajar limpiando el hospital estudiaba medicina, pero solo hice hasta tercero. Aun así, hasta mi abuela lo sabría. Hay cosas que se ven y no hace falta estudiar para saberlo.

- Gracias por preocuparse. Mi nombre es Matt, Matt Harb. ¿Y usted se llama? – le dijo mi marido agradecido, a pesar de que la otra persona le estaba hablando en tono despectivo, nada que ver de cómo me había hablado a mí unos minutos antes.

- Carla Simón. Y no me agradezca nada, lo hago por Ellie. Conozco a los chicos como usted, muy atentos al principio, parece que se desviven por su amor y en cuanto vienen las responsabilidades se largan, dejando deudas y a una chica embarazada. Ya esa película la viví yo. Solo espero que Ellie tenga una familia que la apoye, tiene solo dieciocho años, no ha tenido tiempo de vivir – le echó en cara Carla a Matt.

SOMOS CINCO RUBIOS - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora