CAPITULO TREINTA Y TRES - CASTIGADA

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     Viernes, 24 de noviembre del 2023

Hoy el día había empezado muy mal. En primer lugar, mi hermano y yo habíamos llegado tan justos de tiempo al instituto que entré a clase corriendo, tropecé y me caí delante de toda la clase. Menos mal que puse mi cara de mala leche total y nadie se atrevió a burlarse.

A primera hora el profesor dijo en clase que habíamos sido acusados injustamente y que nosotros mismo habíamos descubierto a los verdaderos culpables. En realidad, no me importó mucho, pero como a Marco le hacía mucha ilusión que se limpiara nuestro nombre, acepté los aplausos y los gritos de los compañeros que, al ser viernes, tenían más ganas de fiesta de lo habitual.

El problema surgió realmente en la pausa. Todo el instituto nos aplaudía por donde quiera que pasáramos y eso me ponía de los nervios. Después de utilizar mi mirada asesina varias veces dejaron de hacerlo por donde yo estaba, aunque a los chicos seguían felicitándolos. A ellos parecía que les agradaba. Nunca podría entender cómo les podía gustar ser el centro de atención.

Algunos saben aceptar la admiración de los demás, ya vemos que otros no.

No era que me costase aceptar que nos admirasen, era que no entendía el porqué lo hacían. Tampoco habíamos hecho gran cosa. Estaba segura de que cualquiera hubiera hecho lo mismo.

Todo muy bien, pero para cuando llegué donde estaban las bicicletas para irnos a casa ya yo había discutido dos veces con Marco y una con Yjo. Estaba de los nervios. No había esperado ni a mi hermano. Tenía tantas ganas de salir del instituto que salí sin esperar a nadie.

- Espera, Ellie – me gritó Marco a unos veinte metros de donde estábamos mi bicicleta y yo.

- ¿Qué es tan urgente que no puede esperar a que me llames más tarde?

- Matt te ha estado llamando, pero tienes el teléfono sin cobertura. Nos ha invitado a un partido mañana por la mañana. ¿Podrías cambiar los turnos en el restaurante? Estaríamos de vuelta sobre las tres de la tarde.

- ¿Dónde es? – le dije sin saber qué contestar. 

Era la primera vez que Matt me invitaba a un partido suyo. Me había dicho que tenía que ir a verlo jugar, pero en general.

- A unos cincuenta kilómetros de aquí, pero me ha dicho que enviará un chófer para que nos recoja y que él personalmente nos traerá de vuelta.

- No hace falta que envíe a un chófer, podemos decirle a Eric que nos lleve. Seguro que querrá venir con nosotros. No tiene muchos amigos – le dije pensando que era una buena idea.

- ¿A Eric? ¿En serio? Estuvo a punto de irse llorando cuando te vio bailando con él al entrar la noche de tu cita en la discoteca.

- No seas exagerado – le recriminé.

- ¿Exagerado? Casi no lo convenzo para que se quedase. Estuvo hecho polvo una semana por culpa de tu amigo Eric.

- La culpa no fue de Eric.

- Tienes razón y sinceramente Eric me cae bien y parece un buen chico. La culpa fue tuya. ¿Cómo se te ocurre esperarnos mientras bailabas con él? Y encima llevabas su chaqueta. Pero lo peor es que incluso te pediste un cóctel y tú nunca bebes alcohol.

- No sabes lo que estás diciendo. Me pidió bailar y le dije que sí. ¿Cuántas veces hemos bailado nosotros? Millones. Incluso me utilizas cuando quieres conocer chicas que están bailando en la pista.

- Sí, Ellie, pero no es lo mismo. Tú eres nuestra hermana y Eric quiere ser algo más que un amigo.

- Eric y yo solo somos amigos y Matt lo sabe. Se lo dije yo misma.

SOMOS CINCO RUBIOS - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora