CAPITULO SESENTA - LA PEDIDA

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         Jueves, 3 de octubre del 2024

Matt y yo nos habíamos visto todos los días desde que nos vimos en Alemania. Yo me pasé el fin de semana con él y el martes por la mañana me fui a mi facultad. El miércoles Matt vino a verme por la tarde y nos fuimos juntos al aeropuerto.

El estar de vuelta en casa de mis padres se me hacía raro y el no tener a Matt conmigo todavía más. Parecía que llevábamos en Alemania meses y solo había pasado una semana.

Hoy era festivo nacional en Alemania y mañana no tendríamos clases, por lo que ayer por la tarde, tomamos un avión para venir a ver a mi familia.

Según el plan de Matt, les íbamos a contar a mis padres que nos casaríamos en menos de tres meses. No sabía cómo se lo tomará mi madre, pero estoy segura de que mi padre no se lo iba a tomar muy bien.

Esto no significaba que no le gustase Matt, le gustó desde que lo conoció y salimos con las motos a la finca de sus amigos y todavía le gustó más cuando se enteró de quienes eran sus padres, pero yo era la niña de sus ojos y aún era muy joven.

Mi madre era diferente, ella no opinaba, solo querría saber cómo me sentía yo con lo de la boda.

¿Qué le diremos?

No tenía ni idea, pero no podía decir que no me daba un poco de miedo pensar que me iba a casar en tres meses, aunque también sabía que lo que sentía por Matt, no lo volvería a sentir por otra persona. Como decía Júnior, él era el elegido. Quizás me hubiese gustado esperar un par de años más, pero sabía que para mi futuro marido era importante y, como él había dicho, para qué evitar lo inevitable.

Además, el nivel de confianza entre Matt y yo era tal, que hacía lo mismo en el piso estando él conmigo que cuando estaba sola. Le contaba todo lo que se me pasaba por la cabeza, por muy estúpido que fuese y me podía permitir el lujo de equivocarme mil veces que él no me juzgaba nunca.

¿Qué más le podemos pedir a nuestro futuro esposo? Además de que nos quiera, por supuesto.

Eric y Samanta eran los únicos que sabían que estábamos aquí para decirles a mis padres que nos queríamos casar. Yo no pude evitar hablarlo con Júnior, necesitaba contárselo a alguien y él era la persona que mejor conocía nuestra historia. Se alegró mucho por nosotros y me hizo prometerle que él sería mi padrino.

Samanta no se sorprendió en absoluto cuando Matt se lo dijo, aprovechando que había viajado a Alemania y nos visitó un día después de la pedida. Lo que sí le sorprendió fue verme allí con Matt, el muy cabrito, no le había contado nada. Yo, en cambio, se lo dije a todos mis amigos un día después de que Matt tomase el avión para Berlín.

Lo de contárselo a Samanta fue necesario porque ella era la que se estaba encargando de todo el papeleo, incluyendo conseguir la cita para que nos casaran el día de Navidad, que sería en casa de mis padres, aunque ellos aún no lo supiesen. Imposible conseguir un lugar donde hacer la ceremonia y luego el banquete con tan poco tiempo de antelación.

Samanta le hizo prometer a Matt lo contrario que Júnior a mí, no quería ser madrina ni dama de honor. Así que, después de pensarlo un poco, tendríamos dos padrinos, Júnior y Marco. Los testigos serían mi hermano, Yjo y los gemelos y les pediríamos a Claudia, Mónica, Susana y Rachel, la novia de Joe, que fuesen nuestras damas de honor. Ninguno de ellos lo sabía todavía, solo Júnior, pero estábamos seguros de que aceptarían.

No había dormido muy bien, no solo extrañaba acurrucarme junto a Matt, también estaba nerviosa con la conversación pendiente que teníamos con mis padres y no importaba lo que Matt hubiese intentado tranquilizarme.

SOMOS CINCO RUBIOS - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora