CAPÍTULO TRES - EL KARMA

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     Sábado, 10 de junio del 2023

Hoy no me sentía para nada inspirada. Teníamos que organizar la fiesta del próximo sábado, sobre todo, en lo referente a las sandías del pecado.

Habíamos quedado después de almorzar en casa de Alex para ir luego a la empresa de su padre y así echarle una mano y que Yjo verifique que el plan es perfecto al cien por cien.

Por supuesto que Marco ha venido temprano a la mía con la excusa de que estaría solo en su casa para almorzar.

— ¿Por qué no te mudas a mi casa y evitas tantas idas y venidas? —le dije en tono sarcástico, cuando mi madre nos dejó solos en la cocina y los dos recogíamos las cosas del almuerzo.

— Hoy te has levantado con el pie izquierdo. Deberías de estar agradecida de que siempre esté cerca para salvarte de situaciones embarazosas como la del otro día con tu buen amigo Hugo —me echó en cara con una sonrisa de autosuficiencia.

— Si le hubieses hecho saber a los chicos que yo nunca arriesgaría una amistad por una relación estúpida, como te pedí en su momento, Hugo no se hubiese confundido. Menos mal que vuelve a ser el mismo de siempre.

— Te prometo, Rubia, que lo pregoné a los cuatro vientos. Creo que incluso se lo dije a mi padre. Es que estos idiotas tienen la cabeza hueca y nunca escuchan —se disculpó.

— Pues, entonces, no hace falta que vengas todos los días. No creo que tenga más problemas con los chicos —le dije poniendo mi sonrisa de angelito.

— Mira que el karma es una mierda. Yo que tú no escupiría para arriba y menos en verano. Si no fueses vestida con ropa de tu padre, los chicos estarían más acostumbrados a verte las tetas y no se quedarían embobados cuando, de vez en cuando, nos demuestras que eres una chica.

— ¡Cállate, Marco! No todo el mundo puede ir vestido como si fuese modelo de Armani —le recriminé.

La verdad era que desde que conocí a Marco siempre lo he visto bien vestido. Solía ir a comprar ropa en las rebajas y a menudo se quejaba de no tener suficiente dinero para ir como le gustaría.

Yo le he acompañado a comprar alguna vez, pero solía quedarme leyendo un libro en cualquier cafetería. Si un día normal no me gustaba ir de compras, en temporada de descuentos me gustaba todavía menos.

— Pues deberías. Algún día encontraré una chica que me robe el corazón y no me tendrás todo el tiempo contigo para que te alegre el día —empezaba con lo mismo de siempre.

— ¡Si te lías casi todas las semanas con una chica diferente! Si alguien te escuchase pensaría que eres un hombre puro y beato.

— Debes pensar en madurar un poco e ir vestida como las chicas de tu edad, Ellie. Eres guapa, muy guapa. Además, eres divertida y no tan pesada como la mayoría de las chicas. Si te lo propusieses podrías tener a cualquier chico a tus pies.

— ¿Pero...? —le pregunté, porque conociéndolo, sabía que siempre había un pero.

— Pero no puedes seguir siendo tú. Está bien que juegues al fútbol de vez en cuando con los chicos y te gusté repartir puñetazos, pero tienes que concentrarte más en tus otros hobbies. Lo de dejar de tocar en la banda de música el próximo año, creo que no te ayuda a realzar tu lado femenino. En realidad, es la única vez que se te puede ver en falda —me dijo muy serio.

— Esto tiene que ser una broma, Marco. No sé si realmente no te has dado cuenta de que lo que quiero evitar es que los chicos me miren de forma diferente. Quiero que piensen que soy uno más —le contesté enfadada.

SOMOS CINCO RUBIOS - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora