SOMOS CINCO RUBIOS - COMPLETA

EPILOGO

      Lunes, 10 de diciembre del 2046

Hoy cumplo cuarenta años y, aunque sigo jugando al fútbol con los chicos de vez en cuando, practicando boxeo y haciendo la idiota cuando nos reunimos en casa, soy abuela. ¡Abuela! Y lo peor de todo es que no puedo quejarme, yo hice lo mismo con mi marido.

Nuestra vida no cambió prácticamente nada desde que nos mudamos a la finca.

Después de que mi marido construyera siete casas preciosas para Eric y Christian, Yjo y a veces Claudia, los gemelos, Marco, Edu y Clara y otra para Joe y Rachel, los dúplex quedaron libres.

Dónovan y su mujer, Mateo y el novio del momento, que nunca le dura más de tres meses, el padre de Eliam, Eliam y Anne y Markus y Elena, la hija de Dónovan, se apropiaron de los cinco sin pensárselo mucho.

Elena era la hija no reconocida del hermano de Dónovan que falleció cuando la niña no tenía ni un año. Cuando la madre se puso enferma, dándose cuenta de que a la niña no le quedaba más familia que sus abuelos paternos, se presentó en su casa y se la dejó en adopción a Dónovan un poco antes de fallecer. Desde entonces ha pasado los fines de semana en nuestra finca y como se lleva unos pocos meses con Markus era normal que surgiera algo entre ellos. Markus la adora y creo que ella le corresponde con la misma intensidad.

Ha habido varias bodas después de la nuestra, la de Edu y Clara, la de mi hija Anne y Eliam, el sobrino de Marco, hace dos años y la de mi hijo Markus y Elena hace unos meses. Además, me enteré hace una semana que Elena está embarazada. No sé qué le pasa a mi familia y el afán que tienen de ser mayores de edad para casarse y tener hijos lo antes posible. Supongo que les viene por parte del padre, porque yo al principio me cagaba de miedo, aunque todos los días me levanto agradeciendo que lo haya vivido tal y como lo he hecho.

Desde que Marga, mi hija pequeña, nos dijo que tiene una relación con Logan, el hijo de Joe, Matt compró la finca que está a la derecha de la nuestra, que tiene cuatro casas en buen estado, para hacer una réplica de lo que hemos hecho en la nuestra, pero para sus tres hijos y para Theo, el hijo de Carla. Siempre están todos juntos y nosotros ya somos demasiados. Incluso han hecho una carretera entre las fincas para que estén comunicadas y no tener que salir a la carretera principal.

Mi marido quiere prepararse porque piensa que en un año o dos nuestra hija se querrá casar y, dado que su futuro marido es un hacker muy cotizado en todo el mundo, que lleva varios años trabajando para las empresas más competitivas del sector, quiere ofrecerle lo que sea necesario para que no se vayan a vivir al extranjero mucho tiempo. No le gustaría que sus hijos vivieran muy lejos de él.

Por otro lado, laboralmente nos ha ido muy bien, mi marido con la ayuda de los chicos, ha hecho crecer mucho su empresa, también le va muy bien con la que tiene con Dónovan y con la que tiene con Eric y los demás. Yo, por mi lado, sigo con mi empresa de auditoría, que ya tiene diecinueve trabajadores, y he creado un taller especializado con los cinco rubios y Jack y entre él y Alex, un mecánico amigo de Matt, llevan el negocio.

Markus, Leo y mi padre, se han jubilado oficialmente hace tres años, aunque siguen manteniéndose activos con la empresa que fue del exmarido de Julia. Mi madre sí sigue activa y no creo que se jubile en los próximos años.

A la única que hemos tenido que despedir fue a Martha, que falleció hace cinco años. Estuvo muy bien, hasta que un día se levantó con gripe y después de ingresarla al día siguiente, falleció por problemas en los pulmones. Tengo que decir que además de mi amiga, fue una abuela más para mis hijos. Incluso en el testamento les dejó el apartamento de la ciudad a los tres, el cual seguimos usando también los grandes cuando salimos y no queremos conducir para volver a casa.

Como va siendo tradición desde el año pasado, hoy almorzaremos todos en la casa club. Esta idea la comenzó Samanta, la cual hace diez años se casó con Mark, después de que lo ayudara cuando el hijo de este dejó de hablarle por complacer al nuevo marido de su exmujer hace unos quince años. A pesar de que no quería volver a casarse nunca, acabó pidiéndoselo a Samanta y creo que les va genial, porque se les ve muy felices.

Samanta está esperando a que Theo termine de estudiar Derecho para ella poderse jubilar. Dice que ya es hora de ir pasándole el relevo a las nuevas generaciones.

El que no para de trabajar es Eliam, que se ha hecho cargo de la empresa de su padrastro, el marido de Julia desde hace trece años. Julia se casó con su jefe, que dirigía la empresa familiar dedicada a productos químicos y farmacéuticos. Como su padrastro no tiene herederos y lo ha criado como si fuese su hijo, en cuanto se quiso jubilar, preparó a Eliam para que lo sustituyese.

Todavía el padre de Eliam está molesto con él por aceptar el puesto, porque según él debería de dirigir la empresa de su verdadero padre. La relación de ellos es muy estrecha, incluso el padre de Eliam se quedó con un dúplex para quedarse en la finca cuando su hijo estaba por los alrededores, que era siempre que estuviese Anne. Aun así, en dos años quieren volver a vivir aquí, cuando Anne acabe sus estudios, y Eliam quiere dirigir las dos empresas a la vez. Todos sabemos que ese chico es un genio, por lo que no tendrá problemas en llevarlo a cabo. Ahora mismo lo está haciendo todo desde la distancia y tomando aviones todas las semanas porque no quiere dejar a Anne sola mucho tiempo, sobre todo desde que me ha hecho abuela.

En el fondo, mi marido sigue siendo aquel chico que conocí con dieciséis años, que soñaba con una familia conmigo y que no paró hasta conseguirla, aunque fuésemos muy jóvenes, aunque fuese una locura. Lo miró y sé que es completamente feliz, al igual que yo. Disfruta de todos los momentos con su familia y sus amigos como si no hubiese nada más en el mundo y entre nosotros, a pesar de los años, nada ha cambiado. Aún me despierto con su mano en mi trasero, que no puede evitar tocarme cada vez que tiene una oportunidad.