CAPITULO SESENTA Y DOS - METERLA EN TODOS LOS AGUJEROS

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      Jueves, 26 de diciembre del 2024

Ya eran las diez de la mañana, cuando me desperté en una cama extraña. Al principio me costó recordar dónde estaba, pero en cuanto observé la habitación, me acordé de todo lo sucedido la noche anterior.

Mi recién estrenado marido no se encontraba a la vista, por lo que decidí darme una ducha rápida y vestirme para salir a buscarlo. No sabía si habría trabajadores en la finca y no quería arriesgarme a que me viesen semidesnuda unos desconocidos.

Al entrar al baño, me di cuenta de que Matt había organizado hasta el mínimo detalle. Incluso me preparó la ropa que solía llevar por casa ahora que no hacía tanto calor como en verano, unos pantalones de hacer deporte y una camisa de manga larga que había sido de mi padre en sus mejores tiempos.

Diez minutos después, estaba por fuera de la casa buscando a mi marido.

- Buenos días, maridito. ¿Qué haces? – le pregunté, mientras me acercaba a él y le daba un corto beso en los labios.

- Veo que alguien se levantó de buen humor – me contestó Matt, que me devolvió el beso profundizando un poco más.

- ¿Tú no? – le contesté coqueta.

- Depende de cómo te hayas levantado hoy – me dijo un poco nervioso.

- Muy bien, solo me duele un poco el culo – le dije, lo que le hizo estallar en carcajadas.

- ¿Solo el culo?

- Ya te lo dije ayer, no me dolió nada. No sé por qué lo complicas tanto sin razón y luego te quejas de mí – le dije mimosa, a lo que él me respondió con otro beso, esta vez de esos que, como dijo Edu, no estaban permitidos para que los viesen los menores de edad.

- Iba a recoger tomates para el desayuno – me dijo, respondiendo a la pregunta que le hice cuando lo encontré.

- Tienes el huerto precioso.

- Sí, es una pena que se estropee cuando nos volvamos a Alemania. Creo que le pediré a mamá que le eche un vistazo de vez en cuando.

- ¿Por qué no recojo yo los tomates y tú puedes ir haciendo lo que tenías planeado? – le sugerí.

- Me parece estupendo – me dijo antes de darme un beso y la cesta para poner las hortalizas e irse hacia la casa.

Ya que estaba recogiendo tomates, aproveché y también recolecté un poco de menta y dos pimientos. En cuanto metí todo en la cesta, me fui a la casa, pero me paré unos metros antes cuando vi a Matt discutiendo con una señora.

No tenía ni idea de quién era, pero no se les veía muy contentos a ninguno de los dos. Así que lo más sensato que me pareció hacer, fue sacarle una foto y enviársela a Marco para que me dijese quién era.

- Rubia, ¿no has visto las fotos del grupo? Nos fuimos de tu casa a las cuatro de la mañana. Incluso Jack, el conductor de la limusina, vino a bailar con nosotros y a hacer el tonto. Nunca me lo había pasado tan bien con tu padre como anoche, fue más divertido que incluso mamá – me dijo Marco, cuando contestó a mi llamada, con voz ronca de acabarse de despertar.

- ¿Has visto la foto que te envié? – le pregunté sin hacerle mucho caso.

- Sí, pero no se le ve bien la cara. ¿Quién es? ¿Y por qué lleva unas sábanas en la mano? – me preguntó mientras me daba cuenta de que las sábanas eran las que estaban manchadas de sangre.

- No lo sé, está discutiendo con Matt por fuera de la casa y lo de las sábanas es una larga historia.

- ¿No me digas que son las sábanas que demuestran que nuestra Ellie ya es una mujer? – dijo mi mejor amigo echándose a reír.

SOMOS CINCO RUBIOS - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora