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Jimin abrió de par a par las puertas del armario, sus bisagras cediendo lenta y silenciosamente a su toque.

Tomó con cuidado cada una de las prendas que le pertenecían, doblándolas y colocándolas una a una dentro de la maleta sobre la cama, con una lentitud que hubiese encontrado desesperante en el pasado, pero que ahora resultaba en ritual reconfortante, lenta y mecánicamente.

Su cuerpo se relajaba como resultado de este y el revoltijo de emociones que se acumularon en su pecho, que apretaban su estómago y su garganta se disipaba, sin embargo, volvía tanto como los recuerdos que esa habitación encerraba. Sonrisas que no volverían jamás, juramentos que nunca serían cumplidos y la dulce promesa de un por siempre roto.

Observó el interior del armario, sus prendas no constituían gran parte del espacio, sin embargo, en este momento se le antojó solitario y vacío, tanto como su pecho y como el suspiro que murió en su garganta. Separó los labios, pero fue incapaz de emir palabras, entonces los apretó y sus dedos acariciaron con melancolía una sencilla camisa blanca de seda, un regalo ofrecido a su pareja por su primer aniversario. No era la gran cosa y ni siquiera podía compararlo con nada que él pudiera permitirse comprar, incluso podía llamarla insignificante comparada con todo lo que esa habitación albergaba.

Pero Jungkook la adoraba, era su favorita y la usaba durante las ocasiones especiales.

La apretó entre sus dedos, probablemente pronto terminaría en el cesto de basura.

Tomó sus pocas maletas y caminó con la espalda erguida hacia el portal de la puerta, dejando atrás la que alguna vez fue su habitación.

Despidiéndose de los recuerdos que no volverán nunca más.

Se permitió dar un último recorrido al departamento, llenando su mente de recuerdos y devolviendo sentimientos que le atravesaban el pecho sin piedad, al igual que la idea de que esta sería la última vez que estaría ahí.Se detuvo en la cocina y observó con una mirada distante el sobre de papel Manila que yacía abierto sobre la mesa. Había sido una sorpresa recibirlo en la mañana y un golpe mucho más grande que jamás había podido imaginar leer en su contenido.

Estuvo aturdido, lo creyó una mentira, pero nada cambiaría lo que era, una demanda de divorcio.

Y como si aún no quisiera creerlo, como último esfuerzo inútil, sus ojos observaron la perfecta firma de Jungkook, la pareja que ya no sería más una vez la suya estuviera en ese documento, el hombre con el que compartió cinco años de su vida y el que juró amar hasta la muerte.

Suspiró.

El shock inicial que sufrió al recibir aquellos papeles, lentamente fue reemplazado por una falsa sensación de serenidad, una que no remitió a sus emociones tormentosas.

Ya lo había visto venir, sabía que sucedería e incluso llegó a preguntarse la razón por la que no lo había hecho antes.

Lo que ambos más deseaban probablemente jamás sucedería, ya no tenía ningún sentido y después de cinco años no podía ser más claro. Era inútil.

No había sido capaz de cumplir con una simple tarea, de acuerdo a las desdeñosas palabras de la madre de Jungkook.

No pudo darle un hijo.

Y como resultado, esto estaba sucediendo, una fría separación que sería sellada con una única firma.

Sin dar la cara.

No podía quejarse, no podía poner excusas, no podía controlarlo. Lo único que podía decir era que, aunque nunca fue perfecto, realmente vivió feliz durante el tiempo que estuvieron juntos.

Jimin amaba a Jungkook y sabía que Jungkook igual a él, su corazón no tenía dudas sobre eso, pero al parecer la presión que su familia puso sobre él con la constante exigencia de un heredero y quizás también el temor de perder la comodidad que su fortuna le ofrecía, pudieron más que un sentimiento tan trivial como el amor.

Todos tenían su propias prioridades ¿Verdad?

Era indignante y frustrante, sin embargo, era mucho más doloroso y sus lamentos lo atormentaban, se burlaban de él y de su inutilidad.

Y quería llorar de rabia.

Sin tan sólo hubiese sido capas de darle un hijo, lo deseó con toda el alma, ambos lo hacían con todo lo que tenían, era su más grande ilusión y lo intentaron, nunca dejaron de creer que podría conseguirlo.

Esperaron pacientemente por el momento indicado, pero simplemente no sucedió. Fue inútil todo lo que hicieron para estar juntos y mentiría si dijera que no estaba molesto. Estaba furioso.

Furioso consigo mismo por su estupidez, por haber soportado en silencio todos los comentarios despectivos de la madre Jungkook, por haberle permitido despreciarlo por no tener un nombre poderoso o una familia influyente que se moviera en el mismo círculo que ellos, por su incapacidad de concebir y estaba furioso con Jungkook, por elegir una vida cómoda y llena de lujos, por preferir complacer a su familia por sobre él.

Estaba molesto, frustrado y sufría tanto que su cuerpo se estremecía tras cada golpe de sus emociones.

—Suficiente —susurró.

Tomó el sobre apretándolo entre sus temblorosas manos, lo echó bajo su hombro y caminó hacia la puerta luchando por deshacer el nudo que pronto se había formado en su garganta y a las lágrimas que le llenaban lentamente los ojos, acumulándose.

Percibió el dolor.

Repentinamente no podía respirar y sus pasos comenzaron a hacerse cada vez más pesados y a la vez tan frágiles.

Este era el fin de lo que creyó sería una vida juntos, el fin de un matrimonio de cinco años y del suelo que alguna vez lo llenó de ilusión.

Como si todas las sonrisas que compartieron no hubieran sido más que una vil mentira, igual que todas esas palabras de amor.

Trató de no sollozar mordiéndose los labios y suspiró pesadamente aparentando el nudo en su garganta.

Esta debió ser la primera vez en mucho tiempo se sentía tan perdido, tan indefenso y solo que lo único que quería quería echarse a llorar mientras observaba como todo en lo que alguna vez creyó, desaparecía.

Era patético.

Pero este no era el momento para deprimirse, no ahora.

Y mientras esperaba el elevador y trataba con todas sus fuerzas de no mirar atrás, alzó una mano y limpió la fría y traicionera lágrima que se deslizó por su mejilla.

Aún había cosas que tenía que hacer.

Breaking-off [Vminkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora