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Una gentil corriente de aire cálido agitaba las tranquila aguas del lago; el intenso azul turquesa de un cielo sin nubes se reflejaba en él, algunos pequeños peces podían apreciarse nadando en la superficie, creando agrandadas hondas a su paso, una pareja de ancianos navegaba a la distancia en un pequeño bote, se alejaban lentamente, hasta que fue imposible distinguir sus rostros.

Habían pasado junto a él hace solo unos momentos, tomados de la mano, sus sortijas de boda aún brillando en sus dedos anulares. Reflejaba la luz del sol y como sus ojos lo hacían con sus emociones... sonreían, reían ajenos al mundo que los rodeaba y a su presencia.

Uno existía solo para el otro, al menos esa era la impresión que tuvo al ver la forma en la que ellos sonreían.

—Algo especial...

No estaba especialmente interesado en el romance o en la idea del amor eterno, pero en momentos como este y en su estado, le era inevitable preguntarse cómo habría sido su vida si hubiera hecho las cosas del modo correcto o con quien estaría compartiéndola.

—Bueno... no importa mucho — sin embargo, era una pérdida de tiempo ¿Verdad? No podía volver al pasado, solo seguir con lo que tenía.

—Entonces ¿Eso es un si? Puedo tomarlo como un si ¿Verdad? — la voz de Seo Joon lo sacó de sus pensamientos, su rostro estaba inclinado cerca, demasiado, del suyo y tuvo que retroceder un paso por la impresión de casi sentir su aliento rozarle la nariz. Este chico no parecía entender lo que era el espacio personal.— ¡Papá! ¡Ell dijo que si! ¡Te dije que aceptaría! — exclamó apartándose repentinamente de él para dirigirse al hombre a unos metros de ellos.

El aludido río agitando lo que parecía ser una llave de presión en la mano y exclamó con diversión.

—Felicidades pequeño casanova, te debo una hamburguesa doble.

Parecía divertido y Jimin frunció el ceño.— Ya te dije que no voy a subirme a esa cosa.

—¿Eh? Pero acabas de decir que si...y no es una cosa es un bote. Mi bote, mi abuelo me lo regaló.

—No accedí a nada, solo... — no estaba prestando atención y había olvidado por un momento lo que estaba haciendo y dónde estaba parado.— Escucha, ya te lo dije... esa cosa — rodó los ojos, Seo Joon estaba frunciendo el ceño.— Ese bote... no pienso subirme a el.

No en su estado y definitivamente no con él, el chico ya había demostrado ser un poco confiable, sin embargo la energía que tenía para desperdiciar era tal que le asustaba que algo que estuviera fuera de control ocurriera mientras estuviera en medio de ese inmenso lago.

—Olvida la idea — Seo Joon abrió la boca, pero Jimin lo calló alzando una mano.— Y lo que sea que digas está fuera de discusión, un no es un no y ya.

El chico de hebras oscuras apretó sus labios y su tambaleante mirada bajó hacia el suelo en un fugaz movimiento, entonces fue donde su padre se sentó en el césped para observar como trabajaba en el motor del bote; todo en silencio... uno muy inesperado. Jimin lo miró con duda, esperaba algo diferente. Lo inquietó.

Algo parecía no estar bien, Seo Joon era extraño, se deprimía con la misma facilidad con la que su ánimo subía, hacía rabietas a veces y no parecía comprender el significado de la palabra no, o quiza solo lo ignoraba, pero nunca lo había visto lucir tan decepcionado o forzar una sonrisa mientras hablaba con su padre.

Eso le dejaba un mal sabor de boca, no creía que le gustara mucho verlo así.

—¡Hey! — el padre de Seo Joon se acercó hacia la pequeña sombra donde descansaba; un pañuelo azul oscuro le cubría la cabeza, gotas de sudor corrían por sus sienes, frente y cuello, humedeciendo más su camiseta.— Lamento que Joonie sea tan molesto a veces — tomó un pañuelo de su bolsillo trasero y comenzó a limpiarse el sudor, tensado sus pectorales y biceps con cada movimiento.— Todavía tiene la energía de un niño, sabe muy bien cómo causar problemas.

Breaking-off [Vminkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora