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Hace algunos años atrás

La cama crujía al ritmo de unas potentes embestidas, suspiros, jadeos roncos, gritos de placer, de éxtasis, el sonido de piel chocando contra piel y los progresivos gemidos de Jimin mezclados con la suave música de un viejo tocadiscos inundaban la habitación.

Ardiente calor se esparcía a cada rincón de esta y era salpicada con lujuria y desenfreno. La acogedora tenue luz del atardecer envolvía, iluminando con su melancolía luz, sus cuerpos perlados en sudor, descomponiéndose en rojos matices en cada gota de este.

— ¡Ah! ¡Jimin! — el cuerpo de Jungkook se balanceaba sobre el suyo, mezclando sudor, fluidos y lo estremecía cada vez que su miembro se empujaba hasta lo más profundo de su canal.— Jimin...

Lo hacía gemir de placer y gritar de extasía con cada apasionado beso y mordida sobre su sensible piel, y retorcerse hasta la licuar de su razón en medio de cada salvaje estocada.

Se estremecía. Jimin paseaba las manos por toda la espalda de Jungkook, enterrando de vez en cuando las uñas, tratando de soportar el delirio en el que se estaba perdiendo.

Arqueaba la espalda, apretaba las piernas alrededor de la cintura del moreno y contraía su agujero atrapando aquel duro trozo de carne caliente, sintiéndolo palpitar en cada una de sus hinchadas venas y deleitándose por ese ardor hasta perder la razón.

—No...no puedo...Jungkook, no puedo más...

Oleada tras oleada de placer le recorrían la piel, lo golpeaba, agitaba al cuerpo que se retorcía sin control sobre las húmedas sabanas. Estaba en el límite, tan cerca de terminar y a la vez tan lejos, no podía soportarlo....y sin embargo no podía tener suficiente.

Cada embestida lo llevaba más y más al borde, alcanzaba la cima del éxtasis, este se construía lentamente en medio de besos ardientes y una espiral de lujuria que lo hundía, sin embargo no quería que terminara, no quería volver a la realidad.

—Te...te amo, Jimin...te amo.

La voz ronca de Jungkook, el calor de su piel y la esencia de su cuerpo mezclándose con la suya, lo tenía completamente embriagado y perdido en la más profunda pasión.

—Te amo — resonaba en su cabeza, se mezclaba con el golpeteo que nacía de la unión de sus cuerpos, con sus suspiros y gritos de desenfreno.

No podía pensar en nada más, era un maldito caos, todo lo que podía ver era a Jungkook, todo lo que podía sentir era a él. En su interior, en lo más profundo de su alma y en cada latido de su frenético corazón.

Gritó su nombre, las uñas enterrándose en los antebrazos del moreno. Su cuerpo se retorcía de placer con cada violento empujón, se saciaba cada vez más y a su vez alimentaba el hambre de una lujuria que nacía de la eternidad.

Nada coherente salía de sus labios; gritos y sollozos se mezclaban con los jadeos roncos y gruñidos, su cuerpo se retorcía, convulsionaba, su corazón palpitaba tan rápido y fuerte que creía que explotaría en cualquier momento. Más fuerte que él. Nunca sintió un dolor tan maravilloso que este.

Sentía al moreno crecer cada vez más en su interior, la fricción ardía en las paredes de su agujero, sus venas palpitantes le empujaban la piel, estaba cerca del final. Sonrió de placer.

Se entregaron la pasión desmedida, Jimin enredo los dedos en el cabello de Jungkook, la otra mano se aferró a su espalda, y como si la vida se le fuera en ello, le enredó las piernas la cadera ansiando sentirlo más, más y más.

El moreno lanzó un gruñido de felicidad que se mezcló con su nombre y lo embistió con más, tanta que el cabecero golpeaba con la pared y la cama se agitaba. Creció, Jimin apretó, gritó y entonces el éxtasis llegó en medio de una sensación dulce y a la vez dolorosa explotando en su interior.

Arrasando con lo poco que quedaba de su razón y esparciéndose como lava ardiente, como un golpe demoledor. Arqueó la espalda, su entrada se contrajo y el moreno no dejó de besarlo y acariciarlo, llenando de placer cada fibra de su ser mientras lo llenaba con su semilla.

Fue puro placer.

Sintió esa espesa calidez llenarle el vientre. Sonrió, sin aliento y al punto del colapso entregándose al delirio de su placer entre los brazos de Jungkook. En cada suspiro, en cada beso y roce descarado que prometía un infierno de lujuria y pasión, uno en el que ambos estaba seguros que podrían encontrar la gloria.

—Te amo.

Jungkook repartía besos por todo el rostro del rubio, se dejó caer suavemente sobre su cuerpo y Jimin disfrutó de la presión de su peso antes de que sus cuerpos aún entrelazados cambiara de posiciones.

—Te amo — susurró sobre su oído, el calor de su aliento acariciándole.— Te amo — volvió a susurrar mirándolo a los ojos; sus ardientes emociones se agitaban con la violencia de su pasión, no podían mentirle, nunca lo hicieron y Jimin lo sabía.

Siempre lo supo...ahora más que nunca.

—También te amo — susurró Jimin enredando sus brazos alrededor del cuello del moreno, se fundieron en un dulce beso que desató el fuego que aún se negaba a morir, bebieron de su aliento, cada emoción arrasadora y cada suspiro.— Te amo.

Ya no podía negarlo más, había tratado desesperadamente de olvidar lo que había sucedido entre ellos aquella noche hace meses, pero le fue imposible.

Jungkook y su recuerdo, la añoranza que dejó en su piel se lo hizo imposible.

Durante días sus cuerpos sufrieron la ausencia del calor del otro, cada sensación que sus pieles no eran capaces de olvidar, el deseo y la lujuria que nada podía llenar, y no importaba a donde fueran o cuanto tragara de huir del recuerdo del otro, volvían a encontrarse y la necesidad de estar juntos sólo crecía más y más.

Era una locura, una añoranza que consumía sus noches. Hasta que no pudieron soportarlo más y una segunda vez fue inevitable, entonces lo entendió todo, lo que sentía, lo que su corazón deseaba, sin embargo su amargura se abrió paso a su dicha y se enterró en su pecho provocándole dolor.

Esto estaba mal, lo que había hecho, lo que sentía ¿Qué iba a decirle ahora a Taehyung? ¿Cómo podría darle la cara después de esto? No creía que pudiera tener el valor de decirle lo que sentía por Jungkook, de terminar su compromiso...pero quizá no tendría que hacerlo.

—¿Jimin? — contuvo el aliento, esa voz, la voz de Taehyung lo dejó petrificado.

¿Por qué? ¿Tenía que ser un error? No habían planeado esto, jamás espero que sucediera, pero no se suponía que el moreno estaría en la ciudad, se suponía que volvería hasta dentro de dos días...se despidieron con esa promesa en el aeropuerto, pero estaba ahí y Jimin no sabía que decir.

No cuando lo que acababa de suceder era claro.

—Taehyung...yo...esto...no...es....yo no, no — empujó a Jungkook y trató de cubrir su cuerpo con las sábanas ¿Qué debía decir ahora?

Era claro lo que había ocurrido en esa habitación: su ropa estaba esparcida por todos lados, la sala de estar debía ser un desastre también y sus cuerpos en la cama...

—Tae, yo... — calló, apretó las sábanas en las manos, apretó los párpados. Estaba aterrado de mirarlo, pero se forzó a hacerlo; no había expresión en el rostro de Taehyung, no había nada más que unos ojos oscuros que alguna vez fueron cálidos y en los que ahora no podía ver más que sólo vacío. No estaban diciéndole nada.

Pero Jimin sabía cuan desesperado estaba, sabía que esto lo destrozó.

—Esperaré en la sala — habló al fin Taehyung.

Su voz era tan monótona y carente de emociones como su rostro. Quería decir algo más,  necesitaba hacer algo, sin embargo Jimin sólo pudo asentir con la cabeza sintiéndose probablemente avergonzado, entonces el castaño  abandonó la habitación, el sonido de la puerta cerrándose, clavándose en su mente, en su pecho, corazón y alma como una daga ardiente.

Breaking-off [Vminkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora