9

3K 382 14
                                    

Jungkook inhaló y exhaló un par de veces antes de abrir la puerta de su departamento. Sus piernas dudaron antes de dar el primer paso. Sintió que quería retroceder, pero se forzó a avanzar sintiendo un nudo en el estómago.

No sabía cómo decirle a Jimin que días atrás había iniciado los trámites para su divorcio, o si tendría valor de confesarle que esta mañana había firmado los papeles.

¿Qué explicación iba a darle? No podía usar los mismos argumentos que su madre usó para convencerlo de firmar, no podía decirle que lo dejaba sólo porque parecía incapaz de concebir.

Esa situación ya hacía que Jimin la pasara lo suficientemente mal, se culpaba, se lamentaba y temía a su reacción, pero ¿Qué más podría haber hecho?

Su madre tenía razón, el tiempo se estaba agotando y su abuelo estaba cada vez más enfermo y frágil, ella quería que le diera la satisfacción de conocer al hijo de su único nieto.

Sus palabras fueron contundentes, duras y muy convincentes.

Jungkook amaba a su abuelo, lo hacía como si fuera su padre, fue él quien lo cuidó durante la mayor parte de su infancia.

Pasó muy largas temporadas a su lado y sus recuerdos más felices estaban con él. No existía nadie al que atesorara más que a él en toda su familia. Quería darle lo que tanto añoraba, cumplir con ese deseo porque el moreno también soñaba con ello y sabía que Jimin también.

Los dos soñaron con formar una familia desde el principio y esperaron pacientemente a que sucediera... pero el momento simplemente no llegó.

Y esa realidad lo golpeó con toda su despiadada fuerza... y había lastimado mucho a Jimin.

Sufría.

Y durante mucho tiempo estuvo tentado a dejarlo todo e irse lejos junto a él, el estrés por las exigencias de su familia lo estaba volviendo loco.

Estaba cansado de todo esto y de la presión constante que lo mantenía cada vez más alejado del hogar que había formado, pero tenía que ser realista.

No conocía otra vida a parte de esa y no podía sólo dejar a su abuelo estando tan enfermo como lo estaba.

Él jamás lo había abandonado, le dió todo cuanto pudo y Jungkook tenía que hacer lo mismo. Tal y como su madre le había dicho ya en pasadas ocasiones; tenía un deber que cumplir.

Tampoco podía abandonar la empresa familiar a la que había dedicado parte de su vida, manejarla en el futuro era un derecho y un deber que le pertenecía sólo a él y del que estaba orgulloso.

Pero si no tenía un hijo, entonces no podría hacerlo.

—Jimin ¿Estás en casa? —lo llamó.

Jungkook caminó hacia la sala y después pasó la cocina, regularmente lo encontraba leyendo en el sofá o preparando algún aperitivo que acompañaría su lectura.

Era su rutina favorita de las tardes, pero Jimin no aparecía estar ahí.

—¿Jimin? —volvió a llamarlo, esta vez abriendo la puerta de la habitación que compartían, sin embargo tampoco parecía encontrarse ahí.

Todo era tan silencioso y vacío que le resultó muy inquietante.

Era extraño que no estuviera en casa a esa hora de la tarde.

Jimin tenía una agenda propia y asuntos que atender, pero no salía demasiado de casa si no tenía que hacerlo y usualmente siempre estaba ahí para recibirlo con una sonrisa.

No recordaba haberle escuchado mencionar que saldría, podría haberse tratado de alguna clase de emergencia familiar, pero no había dejado ningún mensaje para él.

Breaking-off [Vminkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora