Breaking-off [Vminkook]

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Actualidad.

Sus párpados, pesados, se abrieron a la luz de la habitación. Su visión, empañada por un cúmulo de lágrimas, apenas podía distinguir los detalles a su alrededor. Una profunda aflicción le atravesaba el pecho. Sollozó, estaba atrapado, se hundía, no había escapatoria, sin embargo no estaba solo. Un rostro oscilaba delante del suyo, una voz le llamaba.

—¿Kook... ? — su mente, aletargada, solo tenía un pensamiento... un recuerdo lejano, ese que a veces no lo dejaba dormir. Su pecado, el tormento que lo acompañaba cada día de su vida.— Jungkook, lo siento.

Alargó la mano, buscando alcanzar aquel rostro. Quería decírle todo, absolutamente todo, sin embargo, esta fue tomada antes de que pudiera llegar a su destino.

—¿Jimin? — no era su voz, no era su calor, no era la persona que quería ver.. no era Jungkook, pero, entonces ¿Dónde estaba? — ¿Por qué te disculpas? ¿Qué pasa?

No se sentía bien, su mente seguía atrapada en ese momento en el pasado, ese maldito momento, tan amargo, tan terrible. No debió haberlo hecho.

¿Por qué siempre se equivocaba? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

—Lo siento — se sentía perdido, atrapado en el tormento de ese pecado, sólo quería ser escuchado, necesitaba a alguien que lo entendiera, a alguien que le ayudara a sostener las piezas de lo que era su vida y de sí mismo.

¿Por qué tenía que ser un maldito cobarde?

—Lo arruiné todo — sollozó.

Traicionó a las dos únicas personas que alguna vez lo habían amado, les hizo algo terrible, no tenía perdón, no merecía el de ninguno.

Lo que comenzaba mal, estaba destinado a terminar mal; su actual vida era la prueba fehaciente de ello. Supo que sería así desde el principio, sin embargo, había deseado con todo el corazón que su amor pudiera ser mucho más fuerte.

—Esta bien, no fue tu culpa... no hiciste nada malo.

Alguien lo sostenía entre sus brazos, le frotaba la cabeza con una mano y sostenía tanto como podía su cintura con la otra. Era gentil y estaba desesperado, tan desesperado que estaba asustado, tanto que lo aferraba con todo lo que tenía.

—No hiciste nada malo, no lo hiciste... — esas palabras, simples, fueron como una dulce caricia a sus heridas emocionales; no tenía idea de lo que había hecho, sin embargo buscaba desesperadamente ayudarlo, tanto que parecía estar protegiéndolo, que se sentía como si ese fuera su deseo.— Todo va a estar bien.

Lo que necesitaba escuchar, palabras que había estado repitiéndose todo este tiempo y que aquella pesadilla le había hecho olvidar.

Como si él tomara su mano y lentamente su cuerpo volviera a la superficie; pudo ver la luz del sol, sentir la cálida brisa que se filtraba por la ventana, percibir el olor de la madera... y sintió la paz y seguridad que no había sentido en mucho tiempo.

La suficiente como para invitarle a cerrar nuevamente los ojos, como para sentir que estaba bien que lo hiciera y darle la bienvenida al blanco pacifico de los sueños.

Ya había oscurecido cuando despertó, su cabeza sorprendentemente despejada y el cuerpo tan relajado que podía sentirse liviano; no recordaba la última vez que había dormido tan bien e inconscientemente su cuerpo se acurrucó en la cama buscando más de ese cálido cobijo.

Sonrió, el sueño rápidamente volvió a él y estuvo a punto de dejarse ir cuando...

—¡Oh! ¡Despertaste! — una voz y el sonido de una puerta cerrándose rompió con la armonía del momento, los ojos de Jimin se abrieron de inmediato y todo su letargo abandonó su cuerpo al mismo tiempo que sus recuerdos más recientes se desbordaban sin control.— Estabas llorando y no sabía que hacer... ¿Estabas teniendo una pesadilla? ¿Quieres contarmela? Tal vez eso te haga sentir mejor.