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Hace algunos años atrás.

Los tonos pastel de la tarde se filtraban como un torrente incontenible a aquella sencilla habitación, inundándose con sus cálidos colores y acariciando el rostro del joven rubio entre sus sábanas.

Jimin pestañeó, y frunció el ceño, al mismo tiempo que cambiaba perezosamente su posición en la cama, Sin embargo, volvió a fruncir casi de inmediato; la luz se reflejaba sobre una pequeña botella de cristal transparente hacia sus ojos.

Gimió. Un concierto desafinado de sonidos proveniente del exterior, mezcladose con el de la ducha en el interior llenaba el silencio de su mente y el lugar.

Se hizo un ovillo, las delgadas sábanas rosándose por su aún sensible piel le recordaron el porqué estaba ahí, el ligero dolor en su cuerpo, lo que había hecho y el sonido de la voz que precedió al silencio de la ducha con quien estaba.

—Jimin, la ducha está libre ahora, puedes pasar...

Sus palabras llegaron a sus oídos y sus ojos se detuvieron sobre los del castaño, tranquilos como un día que se transforma en noche, como la calma que precedía a una tormenta.

—Quiero estar un poco más aquí — volvió a cerrar los ojos.

Estaba cansado y permitió que el concierto volviera a tomar cada rincón de su mente, uniéndosele poco a poco un nuevo estimulo.

El aroma de cafe, pan, la mezcla de la dulzura de los dulces y bebidas que se servían en la cafetería bajo sus pies y sudor, la tenue esencia a fresas de los restos de lubricante de la botella en el suelo, el aroma de la colonia de Taehyung, el sexo... y pecado que impregnaba el dormitorio.

Recordándole constantemente el crimen que cometieron.

—Entonces, supongo que debería irme primero esta vez ¿Esta bien para ti?

Volvió a abrir los ojos, ahora Tae le daba la espalda y Jimin observó silenciosamente como las líneas rojizas que sus una había dejado sobre la zona de sus omoplatos y hombros eran cubiertas por la tela de su camisa de seda.

—Tae — Él volteó, su corbata desanudada caía sobre su pecho. Jimin se incorporó lentamente.— ¿Puedo?

El castaño sonrió.

—Por favor — se aproximó a él y se sentó al borde de la cama; olía a jabón y su cabello aún estaba húmedo.— Has vuelto a bajar de peso — murmuró Taehyung; al mismo tiempo que deslizaba las frías yemas de los dedos por su cintura, absorbiendo un poco de su calor corporal, encendiendo su piel de nuevo.— Jimin, ya hablamos sobre esto ¿Recuerdas? Tienes que cuidar tu alimentación o podrías enfermar, por favor.

Lentamente, el rubio pasó los dedos por la tela de la corbata, de arriba abajo hasta al fin decidirse a tomarla y comenzar a trabajar, su mente ausente de pensamientos.

—Lo he estado haciendo, pero no me he sentido bien últimamente... tengo un poco de nauseas — por ahora prefería no forzar su estómago ofreciéndole más de lo que podía tomar, pero le inquietaba.— Pero estoy bien.

—Si no te sientes bien deberías visitar un médico.— Él le tomó las manos y besó el dorso de ambas.— Sé que no puedo acompañarte, pero  ¿Podrías prometerme que vas a hacerlo, por favor?

Jimin asintió moviendo lentamente la cabeza y apretando los labios. Su mente estaba demasiado ocupada pensando en una infinidad de cosas... tanto que no podía concentrarse en un solo pensamiento.

—¿Jimin?

Apoyó ambas manos contra el pecho de Tae y le apretó la camisa con manos temblorosas. No quería pensar, no ahora, pero todas sus ideas iban a cien kilómetros por hora en su mente y Jimin solo podía verlas pasar fugazmente mientras estos le miraban y se burlaban de él sin poder hacer algo al respecto.

Breaking-off [Vminkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora