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Jimin se sentó sobre el borde de la cama, deslizándose suavemente entre las cálidas sábanas hasta sentir bajo los pies descalzos la superficie blanda y tibia de la alfombra, estaba aturdido; sus dedos jugaron distraídamente con ella mientras sus ojos se adaptaban a la oscuridad de la habitación.

El reloj digital sobre la mesa marcaba las cuatro de la madrugada, una pequeña franja de luz proveniente de la ventana le hizo ver el color rojo rubí de los detalles de las paredes del dormitorio. Su antiguo dormitorio.

Suspiró y llevó una mano a su vientre, la otra se le unió e incoscientemente como a jugar con sus anular.

Nada había cambiado ahí; la cama de tres plazas, la puerta del armario de Jungkook que siempre olvidaba cerrar, la corbata que siempre terminaba colgada sobre la parte superior, la fina línea de luz bajo la puerta del cuarto de baño que el moreno siempre olvidaba apagar, las cortinas con detalles rojos y blancos, cada mueble y su disposición, las fotografías... incluso el suave aroma a lirios con el que el mayor trataba de enmascarar que estuvo fumando en el balcón y que se impregnaba en las corinas.

Todo era familiar y extraño a la vez.

Se levantó, pasos lentos y cautelosos, envolvió su cuerpo con una tibia manta y abandonó la habitación. Inmediatamente la luz proveniente del living llamó su atención y el delicado aroma a café provocó que el bebé en su vientre y también su estómago se agitaran, los dos en conflicto.

Siguió por el pasillo y como había imaginado, Jungkook se encontraba en la sala de estar; había cambiado su ropa por un conjunto cómodo de algodón oscuro, estaba usando anteojos y parecía demasiado concentrado leyendo una de las muchas hojas que cubrían casi la totalidad de la mesita de centro como para reparar en su presencia.

—Es tarde, deberías ir a la cama...

Jungkook alzó rápidamente la cabeza, sus cansados ojos abriéndose en sorpresa al tiempo que se levantaba del sofá con rapidez, empujando la mesita y provocando que la taza en el borde se tambaleara, hasta que el moreno pudo detenerla antes de que un desastre mayor ocurriera.

—No deberías estar levantado. ¿Está todo bien?, ¿necesitas algo?, ¿te... te sientes bien? —se tropezó con sus propios pies y golpeó contra el sofá en su casi frenético trayecto hacia él. Sus movimientos eran torpes, apresurados, la expresión en su rostro era ansiosa. Le sujetó los hombros.— ¿Estás bien?

Abrumado por esa repentina escena y por la profunda preocupación en los ojos del moreno, Jimin no consiguió encontrar palabras adecuadas para responder. No lo había visto actuar así nunca antes, tan nervioso... asustado. La escena que presenció en el hospital debió haberlo impactado demasiado si actuaba de esa manera.

—¿Jimin?

—No... si... solo iba a la cocina, a esta hora de la noche el bebé se pone un poco inquieto y solo se calma si... si como un poco.

La ansiedad, la inquietud, un Jungkook agobiado no era algo que viera todos los días, no imaginó que alguna vez pudiera verlo así, que podría ser su centro, pero lo entendía. El niño que estaba esperando era muy importante para ambos.

—¿Crees que pueda pasar a la cocina por un vaso de leche?

—Claro, si... por favor ve... toma todo lo que necesites y si hay algo en especial que quieras puedes pedirmelo —él respondió atropellandose con las palabras, su cabeza moviéndose de la cocina a él y sus manos aún en sus hombros. Realmente parecía preocupado y ansioso.

—¿Podrías soltarme? —el rubio apretó suavemente la muñeca de Jungkook.— No puedo ir si me estás sujetando.

Kook lo soltó, retrocediendo un paso con una sonrisa nerviosa. Era claro para ambos que no sabía como manejar la ansiedad; Jimin no estaba en su mejor estado, tan pálido y decaído que lo hacía parecer frágil y pequeño. No tenía idea de que era lo que había pasado con él, sin embargo sabía que no podía dejarlo solo.

Breaking-off [Vminkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora