Capítulo XLV

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Camille

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Camille

Visualizo a Aarón a la distancia, sentado en una de las mesas del fondo, cerca de la ventana. Mantiene la mirada perdida en el exterior, casi parece estar en otro mundo. Una corriente de nervios se enrosca en mi la boca de mi estómago, y noto el nudo que comienza a formarse en mi garganta a medida que me acerco a dónde está.

Me detengo un momento, contemplando la tentadora posibilidad de dar media vuelta y escapar; aún no me ha visto, lo que me brinda una breve esperanza de huir de esta conversación.

Sin embargo, rápidamente me reprimo por ese pensamiento. No quiero huir. Es hora de enfrentar la situación y acabar con todo este lío. Ignoro el nerviosismo que se apodera de mí, avanzo hacia él, mis tacones resonando sobre el suelo, firmes pero cargados de una inquietud palpable.

Cuando me postro frente a él, Aarón levanta la vista de inmediato, y la sorpresa es evidente en sus ojos azules, que parpadean con un destello de confusión.

—Hola... —saludo despacio, dejando escapar un ligero temblor en mi voz.

Sus ojos se fijan en los míos, intensos y profundos.

Tras un momento que parece eterno, como si acabara de salir de un trance, se endereza en su asiento, adquiriendo una postura mucho más firme.

Entonces, una sonrisa asoma en su rostro, aunque no alcanza a iluminar sus ojos, que aún reflejan una sombra de nostalgia.

Le devuelvo el gesto, obviando la ligera incomodidad comienza a invadir mis extremidades.

—No pensé que vendrías —dice al fin, su voz cargada de sorpresa y un deje de añoranza que me pone en estado de alerta.

Me encojo de hombros con aparente desinterés, intentando ocultar la tumultuosa mezcla de emociones que me abruma. No sé si estoy lista para esta conversación, pero ya no puedo seguir posponiendo este momento.

Una parte de mí necesita este cierre, dejar todo lo que me hizo daño atrás y poder seguir adelante.

—Consideré esa posibilidad —la sinceridad en mis palabras flota en el aire, densa y un tanto sofocante—, pero estoy aquí porque quiero hablar y dejar las cosas en claro. Creo que nos lo debemos después de todo.

Me sostiene la mirada y deja caer los hombros, soltando un resoplido de derrota.

—Lo sé, ansiaba hablar contigo desde hace semanas, pero no sabía cómo acercarme. Te quería dar espacio...

—Bueno, ya estoy aquí. Di lo que tengas que decir, te escucharé.

Asiente con la cabeza, pasando saliva.

—Primero que nada, necesito ofrecerte una disculpa por lo que ocurrió —inicia, su tono apagado—. Ahora entiendo que nunca debí mentirte acerca de mi pasado con Samantha, pero tenía tanto miedo de perderte y no supe cómo confesarte la verdad. Simplemente no pude hacerlo. Fui un completo cobarde, Camille, y no tienes idea de lo mucho que me arrepiento.

No Me Sueltes (+18) [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora