♡ Capítulo 5

516 69 2
                                    

    Ella no acudiría a una cita, sino a compartir una cena con un colega, aunque si lo fuera, si ella decidiera darse una oportunidad con el Dr. O'brien, e invitarlo a pasar la noche en su departamento... «¿Qué tendría de malo?», se dijo, mientras se miraba al espejo, y sin poder desligarse de esa sensación que le andaba por el cuerpo; que era una mezcla de nervios, pero también de enojo, hacia sí misma, por no poder sacarse a ese par de ojos azules de la cabeza. Chris, Chris, ¡siempre Chris! Arruinándolo todo, y al mismo tiempo dándole sentido a su vida, porque esas pocas horas que pasaba junto a él se habían convertido en su parte favorita de cada día.

—¿A dónde vas tan arreglada? —le preguntó Sophia, al entrar al pabellón de enfermeras y notar su favorecedor atuendo. Juliette se había puesto un vestido y zapatos altos, también se había soltado el pelo y maquillado para disimular las ojeras provocadas por su larga jornada de trabajo, y, ese insomnio, que la acompañaba desde hacía varias semanas.

—Ah, esto... Cenaré con Dave —contestó Juliette.

—Dave... ¿O'brien?

—Sí, pero... ¡No te hagas ideas raras! Solo nos estamos conociendo, y no me interesa salir con un compañero de trabajo.

—¿Y dónde más vas a conocer a tu futuro novio? Si te la pasas todo el tiempo en el hospital —sermoneó Sophia—. Jules, eres tan guapa y joven, pero lo estás desperdiciando. Necesitas dejar de pensar tanto en las consecuencias de tus acciones y hacer locuras, divertirte y cometer errores. ¡Hazlo! Antes de que tengas mi edad y te des cuenta de que tu vida es una mierda.

—Sophie... —expresó asombrada ante las revelaciones de su amiga, ella parecía triste y tenía los ojos brillosos—. ¿Todo marcha bien con tu esposo?

—Sí, perdóname. No debí hablarte así... Es que te quiero mucho, Jules. Te quiero como a una hermana, y deseo que seas feliz.

Se abrazaron.

—Te veo mañana—dijo Juliette, antes de dirigirse al lobby de la clínica.

Allí, se acercó a una de las máquinas dispensadoras, y compró un pudin de chocolate. Lo introdujo en su cartera, después, se dirigió al área de cuidados paliativos.

*

    Chris estaba distraído viendo la televisión, pero cuando escuchó el repicar de los zapatos de Juliette, alzó la vista y se quedó sin aliento. Es que parecía salida de un sueño, uno erótico y caliente, que acabaría con ellos haciendo el amor sobre alguno de los muebles de esa habitación.

«¡Concéntrate!... Deja de hacer el papel de idiota» —se recriminó a sí mismo, esforzándose por mantener los ojos sobre el rostro de la mujer y no bajarlos hasta su pecaminoso escote.

—Hola —le saludó ella.

—H-o-l-a—contestó él embelesado.

Juliette se acercó, y le dio el obsequió.

—¿Sabes qué es?

—Seeeh, ¡pudín de chocolate! —exclamó con dicha, porque llevaba 2 años o incluso más, sin probar tales exquisiteces.

—Dijiste que solía ser tu postre favorito.

—Sí, pero ¿no te causará problemas? —indagó, porque sabía lo estricto que era el hospital con la dieta de sus pacientes, y que el quebrantar una regla podría conllevarle a un despido. No quería que eso sucediese. Necesitaba poder verla a diario y seguirla amando, aunque fuese en silencio.

—No te preocupes. Tú solo, ¡cómelo! —respondió ella, con confianza, porque había investigado un poco y se había cerciorado de que aquel producto no le pudiera causar malestares estomacales o conllevar a alguna complicación.

Chris abrió el empaqué, introdujo la cuchara y luego, saboreó el chocolate.

—¡Oh, Dios! —exclamó, alucinado. Es que el placer que sentía era muy cercano a un orgasmo, o tal vez fuera que llevaba tanto tiempo sin fornicar, que ya cualquier cosa le parecía igual al éxtasis—. Está divino... Gracias.

—No hay de qué.

Se miraron fijamente, y ella sintió a sus piernas aflojarse y al mismo tiempo, se le aceleró el corazón. ¿Qué tenía esa mirada para afectarla de aquel modo?, para humedecerla de una forma alarmante, pero su conexión iba más allá de lo sexual, su mirada le transmitía tanta ternura y tristeza. Ella deseaba poder remediarlo de alguna manera, concederle algo de dicha, y hacerle ver que la vida para él aún no se terminaba, que valía la pena el luchar contra esa enfermedad.

—Te ves deslumbrante, ¿te has vestido así para mí? —dijo Chris con su usual jocosidad.

—¡Por supuesto que no! —mintió Juliette, porque en el fondo sí había querido que él la viese elegante y no con el feo uniforme de enfermera—. Cenaré fuera.

—¿Con tu novio?

—No tengo novio.

—Pero al menos tendrás una amistad con beneficios —indagó, tratando de disimular esos celos que lo estaban devorando por dentro. No se trataba de posesividad, sino de que algún otro si fuera capaz de concederle lo que él por esa maldita condición no podía. Sentía envidia por aquel bastardo afortunado, así como una añoranza que le era dolorosa, y lo estaba destrozando.

—No, Chris. Nada de eso.

—¿Cómo es posible? Es decir, ¡mírate!, ¿quién no querría estar contigo?

Juliette sonrió.

—Supongo que es porque paso todo mi tiempo en el hospital.

—¡Eso es mentira! He notado como te ven los doctores. El Dr. Hadaway, el pelirrojo, se le cae la baba cada vez que le hablas, y también está ese otro doctor, O'brien, que trabaja en pediatría, y parece muy interesado en ti.

¿Cómo es que él sabía todo eso?

¿La había estado observando?

¿Había preguntado sobre ella a las otras enfermeras?

Debería enojarle su acoso, pero, por el contrario, le resultaba adulador. Aunque decidió reservarse lo de que saldría con Dave O'brien.

—Oh, exageras.

—¡No lo hago!

—¿Por qué te importa tanto?

—Porque... siento celos —admitió, y al hacerlo se concibió patético. Porque pensó que ella encontraría ridículo el que un hombre en su estado se permitiese albergar alguna clase de expectativa sobre una mujer tan bella, tan... Graciosa, dulce y brillante. ¡Era perfecta!, mientras que él estaba todo defectuoso.

—¿Quieres saber la verdad? —dijo, tomándole de la mano—. Desde que te conocí no tengo ojos para nadie más, Chris.

Sus dedos estaban entrelazados y un calorcito ameno les recorrió los cuerpos.

Era esperanza aquello que sentían.  

_______________________________

_______________________________

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Todo lo que quiero, eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora