♡ Capítulo 10

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   Christopher vio a aquella cara conocida y su rostro se iluminó.

—¡Maggs! —exclamó dichoso al reunirse con su hermanita.

Tenían tiempo sin abrazarse, varios meses, ya que Maggie había terminado la preparatoria y se había mudado hasta la ciudad de California para perseguir sus sueños. Ella deseaba ser actriz y trabajar en Hollywood, pero, por ahora, estudiaba en una academia de artes escénicas.

—¿Cómo te sientes? Mi vuelo se atrasó, por eso no pude llegar antes... —le dijo.

—Me encuentro bien. Aún estoy recuperándome, pero han transcurrido 48 horas desde la cirugía y no se ha presentado ninguna complicación —respondió Chris, y de repente, su madre, que estaba también presente, comenzó a llorar—. Ma, no llores.

—Es de felicidad —aclaró Emilia—. Cariño, no sabes cuánto he rogado por esto. ¡Es un milagro!... Pero dime, ¿dónde está Juliette?

—Está trabajando, y vendrá a verme en cuanto se desocupe.

—¿Quién es Juliette?

—Es la novia de Chris; es enfermera y trabaja en el hospital.

—¿Has seducido a una enfermera? —bramó Maggie sorprendida, ya que no pensó que con su enfermedad Chris pudiera seguir haciéndose el casanova. Su hermano siempre había sido un imán para las mujeres, aunque de la peor manera, porque había sido un canalla con la mayoría de ellas. «¿Podía un mujeriego cambiar?», consideró al notar el sonrojo de Chris. Es que se había puesto cuál tomate.

—¡No pongas esa cara, Maggs! No es un juego, no esta vez —respondió nervioso, porque se sentía fuera de su zona de confort. Él sabía mucho sobre follar, pero sobre expresar el amor y tener una pareja seria, de eso era tan inexperto como un bebé en pañales, y no quería decepcionar a Juliette. Deseaba ser un mejor hombre de lo que antes había sido, por ella—. Estoy enamorado.

—¡Oh, cariño! No sabes cuánto me alegra oírlo —intervino su madre—. Esa muchacha es buena, si hubieras visto lo preocupada que estuvo cuando estuviste inconsciente y el modo en que cuidó de ti... Te quiere mucho, es que se le nota en los ojos. ¡Así como a ti!, que ahora te brillan tan bonito.

*

    Juliette se disponía a entrar al cuarto cuando, desde el pasillo, advirtió las voces en su interior. Se asomó a través de la puerta, y al notar a las dos mujeres que se encontraban junto a Chris, decidió marcharse y hablar con él más tarde, pero su presencia no había pasado desapercibida.

—¡Hey! —le llamo—. ¿Qué haces allí parada? ¡Ven aquí!

Miró a las damas, e ingresó al cuarto.

A Emilia ya la conocía; la señora era simpática y parlanchina, tan parecida a Chris, igual de graciosa y adorable que era imposible que no te agradase, pero Maggie era diferente, porque era desconfiada. Ella la observó con seriedad, como si estuviese emitiendo un juicio, y Juliette se sintió nerviosa, porque deseaba generar una buena impresión.

—Hermanita... Te presentó a Juliette, mi novia —declaró tomándola por sorpresa, porque ellos no habían hablado de tener un noviazgo o de cosas que involucrasen un futuro. Se habían enfocado en vivir el presente, de disfrutar de esos pequeños momentos que lograban tener cada día, y era abrumador darse cuenta de que ahora podían tener más que solo encuentros dentro de un cuarto de hospital, que la salud de Chris no era un obstáculo.

Él notó su turbación y por eso, le tomó de una mano. Su tacto la sacó de la catatonía, y le dio la seguridad para hablar.

Se dirigió a Maggie, y la saludó con amabilidad.

Todo lo que quiero, eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora