♡ Capítulo 13

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 ¡Qué fantástica sensación era iniciar el día así!, advirtiendo la sinuosidad de Juliette y su olor. Chris pasó los dedos por sobre su suave piel, avivándola de ese modo, porque ella no tardó en abrir sus ojos, y al despertar, no lo hizo enfadada, sino sonriente, parecía feliz.

Le dio un besito en la comisura de la boca, y le pasó las manos por la espalda, invitándolo a iniciar aquel vaivén lujurioso de nuevo, y a hacer sonidos de amor.

La noche anterior, ambos habían perdido la timidez y pese a la torpeza de sus movimientos, resultó placentero para ambos, pero él sabía que podría llegar a ser incluso mejor, y quiso concederle eso a su amada, proporcionarle un recuerdo memorable. Con tales intenciones, enterró la cabeza entre sus piernas y, la besó, en su punto más sensitivo. Ella se volvió un manojo de gritos, y se puso colorada, en toda su piel.

—Yo nunca... —expresó, sintiéndose aún ebria de placer—. Es la primera vez que me pasa algo así.

—Hablas de... ¿Tu culminación? —respondió él, sorprendido—. ¿Nunca antes te habían hecho llegar...?

—No —reconoció, con verguenza—. Aunque bueno, tampoco es que yo haya tenido muchos amantes en mi vida. Antes de ti, solo tuve un novio... este chico con el que salí en la preparatoria.

—¿Estabas enamorada de él?

—Eso pensé en su momento, y por eso, le entregué mi virtud... Ahora sé que no era así, que solo me gustaba la idea de estar con él, de saber que un atleta popular se interesaba en mí, y, si bien, al principio todo fue lindo, después, él me hizo daño. No físico, pero sí me hizo sentir como una mierda al humillarme delante de sus amigos. ¡Destruyó mi autoestima! —le confió con ojos humedecidos, y Chris deseó tener a ese tipejo al frente para despedazarle la cara—. ¿Qué hay de ti? ¿Cuántas novias tuviste antes de conocerme?

—Ninguna.

—¡Mentiroso!

—Es verdad... Tuve muchas amigas con beneficios y romances de una noche. Pero, nunca se trató de nada serio, y, jamás, se sintió de este modo, como lo es contigo. —La tomó de las manos—. Tú has sido la primera mujer a la que le he hecho el amor, y por la que he sentido verdadero amor.

Ella se sonrió, enternecida por su confesión. Chris podía ser muy dulce, cuando se dejaba de payasadas y era completamente honesto. El corazón de Juliette parecía estar a punto de estallar, de tanto cariño y pasión. ¿Cómo era posible?, que esas emociones pudiesen seguir creciendo dentro de sí, expandiéndose por cada una de sus células... Su amor la poseía por completo, y albergó recelos, de perderse así misma.

Pensó en las palabras que él le había dicho el día anterior, cuando estuvieron en la cafetería: «Siempre recuerda que yo también estoy apostando por ti, y que los dos estamos sintiendo esto».

Lo abrazó. Chris estaba ganando músculo, y su torso se percibía macizo, muy fuerte.

—No quiero soltarte —expresó, y él se carcajeó feliz, envolviéndola de igual manera, aunque con audacia, puesto que la agarró por sus posaderas.

—Y yo no quiero que me sueltes, sino que me dejes quedarme entre tus brazos hoy y... ¡Por siempre, Jules! —dijo, permitiéndose pensar en el futuro; porque este ya no le generaba desconcierto y melancolía, no era algo pavoroso, sino esperanzador, y podía verse en un par de décadas, envejeciendo a su lado, haciéndole el amor cada mañana, y sintiéndose tan... ¡Completo! Tuvo la certeza de que, ese era el modo en que todo debía ser, que el estar con ella era su propósito de vida.

*

Transcurridas 22 horas desde que había salido de la casa de sus padres, Chris regresó, y allí se encontró con su hermana, quien había estado buscándolo, y le hizo saber su preocupación, con gritos e infinidad de reproches.

—¿Dónde diablos te habías metido? —vociferó Maggie, a penas verlo entrar a la propiedad—. ¿Por qué no me contestaste cuándo llamé a tu teléfono? ¡Me enviaste directo al buzón de mensajes!, y yo... Pensé que algo grave te había pasado.

—Estaba con mi novia y perdí la noción del tiempo, pero no te angusties, Maggs, me encuentro bien. ¿Ves? Nada malo me ocurrió.

—Hace tan solo un mes que te abrieron el cuerpo y te metieron el riñón de otro hombre, deberías estar descansando, aquí en casa, donde podemos cuidarte, y no haciendo estupideces, como lo fue ir a verte con esa mujer para tener sexo... Oíste lo que dijo el Dr. Johnson, durante el primer año el riesgo de rechazo al trasplante es más elevado —manifestó Maggie, y Chris emitió un resoplido. Ella era bastante controladora, y lo desquiciaba, al querer tratarlo como si fuese un niño.

—Estoy cansado de que me menciones al doctor a cada rato, y que me recuerdes que es lo que debo o no hacer, como si fuese un estúpido —contestó, envalentonado—. Tengo muy en cuenta los cuidados que debo seguir, y te aseguro que he sido prudente, sin embargo... Permanecí encerrado durante 4 años, Mags, y no voy a desaprovechar ni un minuto más de mi vida... Necesito que lo entiendas, que estoy bien, que ya no tienes que preocuparte por mí.

—Estoy asustada —le confesó—. Te quiero, y no deseo perderte a ti también.

—No vas a perderme, hermanita, y tampoco has perdido a James. Él sigue aquí, a su modo. Protegiéndonos.

La abrazó, colocándole sus manos en los costados.

—¿Realmente lo crees?

—Sí, lo hago —respondió Chris, con una convicción que no había tenido antes.

Poco después, él habló con su mamá, quien no parecía estar tan enfadada como Maggie.

—Yo le dije que estabas con tu novia... Creo que está celosa, de verte rehacer tu vida, y, tiene miedo de que, ahora que tienes a Juliette, te alejes de nosotros —expresó Emilia.

—¿Y tú no piensas lo mismo que ella?

—No... A mí me alegra verte comportarte como un joven de tu edad, y disfrutar de tu primer amor —declaró, sonriéndole en complicidad—, y pienso que Juliette es una buena mujer, que estar con ella te ha hecho madurar mucho. 

Todo lo que quiero, eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora