|| Capítulo 13 ||

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El premio gordo.


Iba a volverme loca, creo que estaba a nada de hacerlo. Ya pasé dos años encerrada, no pensaba volver a estarlo y mucho menos en estas cuatro paredes. Me asfixiaba el siquiera estar aquí. He estado todo un día sin comunicación o ver a alguien, cualquiera sería mejor que ver a ese bruto animal de Khan.

Después de irse de la habitación ayer no ha vuelto y estaba agradecida con eso.

No sé que hora era porque no tenía un maldito reloj o conocimiento exacto de la hora, pero era de mañana.

Me di una ducha de agua fría porque la necesitaba para comenzar mi día, tomé ropa de chándal negra y unos tenis. Dejé mi cabello suelto y caminé por la habitación de un lado a otro.

La puerta se abrió y giré la cabeza, sonreí de lado al encontrarme a Eleonor frente a mí, ella me sonrió de vuelta con emoción.

—Señora, es bueno verla bien —dijo.

—Gracias, aunque no estoy bien encerrada.

Hizo una mueca de disgusto y se aclaró la garganta echándole un vistazo al pasillo.

—El señor dijo que le trajera su desayuno —avanzó hacia mí a paso lento y dejó la bandeja sobre la cama, me dio otro vistazo y sonrió.

—¿Está aquí?

—Si, en la sala. ¿Desea que lo llame?

—No —me apresuré a responder, asintió y se retiró cuando Liam se apareció para llevársela. Me miró de lado y le di la espalda, ahora el jodido jefe era Khan, todos seguían sus patéticas reglas, yo ya no mandaba, no tenía mi puesto de viceministra. Lo perdí todo al ensuciar mi imagen por culpa de quien hoy en día estaba en la cima disfrutando de todo eso.

Me senté en la cama y miré la bandeja de reojo, ya era la segunda que rechazaba, y me estaba muriendo de hambre, pero prefería morir a tener que darle el gusto de joderme.

Arrojé la bandeja contra el suelo, haciendo un gran estruendo en toda la habitación. Lo siento por Eleonor, pero no iba a comer nada de esas mierdas.

La puerta se abrió bruscamente y él apareció, me senté al estilo indio en la cama, mirando hacia delante. Su existencia me jodía con solo respirar.

Siempre me pregunté si matarlo acabaría con todos mis problemas.

—Tú, recógelo —demandó a Eleonor, ella asintió de inmediato —. No, sin escoba, con tus manos, guarda los vidrios en tu uniforme y el jugo bébelo.

Giré la cabeza apenas dijo tal mierda.

—Si, señor —ella se arrodillo, humillada por completo.

—¿Qué haces? Levántate —la puse de pie y ella tambaleó, bajó la mirada, avergonzada y miré al bastardo delante nuestro —. ¿Estás imbécil? Ella no hará nada de eso.

—Que lo levantes, joder —ordenó más brusco, Eleonor se movió, queriendo que la soltara, pero no lo hice.

—Dije que no hará nada —espeté, él no me miró un solo segundo, permaneció con la mirada puesta en Eleonor, intimidándola.

—Está bien, señora, yo lo haré, es mi trabajo...

—Ser humillada no es tu trabajo. Yo lo recogeré —me hinqué para recoger lo vidrios, mis rodillas no llegaron a tocar el suelo, cuando Khan me puso de pie.

—Tú no, ella.

—Que no, imbécil —lo aparté de un empujón, Liam se mantuvo al margen por cualquier mínima cosa, a su lado el chico de cabello castaño también se quedó quieto. Si no oí mal creo que se llamaba Niko o algo así.

Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora