|| Capítulo 58 ||

1.3K 112 14
                                    


Vivo antes que muerto.



Khan.



Seguí a Kassia con la mirada, ella no había dicho nada desde anoche y supuse porque fue, mi derrame en su interior. Después de su aborto espontáneo es algo que no piensa volver a pasar por alto el hecho de que no usemos condón.

Pero con un carajo que no quería usar uno ni tener que eyacular fuera cuando dentro suyo era el placer del infierno. Mierda, era un deleite ver como temblaba contra mí y se desvanecía en mis brazos por mi causa.

—Iré hasta casa de mi papá y luego a la de Elaine, ¿necesitas algo? —me preguntó, mientras cerraba mi camisa.

—¿A qué vas a ir a casa de esa?

—Por las cosas que dejé ahí —respondió, arrojó las vendas sucias en el contenedor del baño y se devolvió, poniéndose una gabardina —. ¿Te puedes quedar jodidamente quieto ahí por al menos una maldita hora?

—No.

—Bien, has lo que quieras, Wagner.

—No me llames así —le dejé claro, me levanté de la cama y me estiré, ignorando el tirón que me dio porque no tenía ganas de soportar sus sermones.

—Quítate el apellido entonces.

—Comienza a usarlo porque Roger ya no eres.

—Lo seré para siempre, el apellido de mi papá prevalecerá toda la vida en mí —se cruzó de brazos, indignada y a mí solo me daban ganas de esposarla conmigo para que se quede en donde debería.

—Deja de andar en la maldita calle sola—espeté.

—Deja de preocuparte en donde ando, me llevo a tu bufón conmigo —se refirió a Niko y me miró —. Volveré al rato, es tu maldita responsabilidad tu cuidado. No eres un niño.

Recogió su móvil y se acercó a la puerta, pero antes, me miró.

—Y tú y yo tenemos una conversación pendiente, eso lo sabes.

—No tenemos nada de qué hablar.

Rodó los ojos y se fue de la habitación, me toqué el abdomen cuando un tirón me sacudió. Apreté los dientes, pero no me quedé en la habitación, tenía cosas que hacer, y hallar a ese pedazo de escoria andante como Alexey era una de ellas.

Me puse ropa de chándal y salí de esas cuatro paredes.

—Señor, ¿necesita algo? —me preguntó Liam cuando bajé las escaleras.

—Que me dejen jodidamente tranquilo, he tenido peores heridas que esto y sigo vivo —me fui a mi despacho, cansado. Esos malditos medicamentos me estaban cansado demasiado, por eso odiaba medicarme, no lo necesitaba, el dolor me hacía sentir vivo.

Vi por la cámara que había a un lado de mi escritorio a Blade en el ascensor, le di acceso desde aquí y llegó hasta mi despacho.

—¿Cómo estás? —preguntó.

—Comienza a alejar a tu mujer de la mía, es tediosa y mala influencia —le dejé claro.

—Son como hermanas, es imposible separarlas —encendió un cigarrillo y me miró, serio —. Además, hay mayores problemas que ellas dos. Rastreé a Alexey, salió de Manhattan, pero no del país. Está dentro de New York el cabrón, claro, creyó que nadie lo buscaría aquí mismo y fingió que se había ido.

—Maldición —me puse de pie, furioso. Mi móvil sonó sobre el escritorio y lo tomé, respondí sin ver quien me llamaba —. Diga.

—Khan, amigo, veo que es cierto que estás vivo —se rio Alexey.

Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora