|| Capítulo 17 ||

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ADN de un animal.




Han pasado dos semanas desde que había vuelto a la fuerza a Manhattan, dos semanas en las que solo salgo una jodida hora fuera de la habitación y luego me la paso encerrada ahí, con mis pensamientos locos y mis dudas existenciales. Quería al menos respirar aire puro, salir de aquí, un rato, volver a casa de mi papá y verla.

No sé, cualquier cosa, pero no pasármela aquí, como una maldita muñeca de cristal que mantenían encerrada en una torre.

Después de acostarme con Khan y salir prácticamente corriendo de su habitación no lo he querido ver. Era un idiota con todas las jodidas letras.

No me acosté con Alexey, pero me encantaba regocijarme en su odio y que se carcoma la cabeza solo. Era divertido, tenía algo de control en ello.

Respiré profundamente y salí del baño, me metí al clóset y tomé ropa de chándal gris, me sentía bien con estos conjuntos y no mostrar por completo mis cicatrices al mundo, o mejor dicho a ese ogro que estaba en algún lado de la casa.

La puerta se abrió y me tensé, asomé la cabeza, encontrándome a Niko.

—Señora —me encontró y salí definitivo, con la toalla en mi cuerpo. Bajó la mirada y se aclaró la garganta —. El señor quiere que baje a cenar con él.

Arqueé una ceja, ya veo porque hoy no tuve mi hora de libertad, la guardó para ahora, pero ciertamente no me apetecía cenar con él.

—No.

—Tiene cinco minutos o la sacaré como está —se dio la vuelta y se fue. Lo creí, totalmente que lo hacía, este era como Khan o peor que él, solo seguía sus órdenes y no le importaba si me tenía que lastimar para acatarlas.

Mierda, debía salir por las buenas y sumar puntos.

Tomé la ropa de chándal y me la puse, cepillé mi cabello y Niko volvió a entrar, me siguió detrás y lo miré sobre mi hombro.

—Camine —me dijo. Entré a la sala y me quedé ahí, mirando a la nada.

—Señora, la cena está lista, pase por aquí —Eleonor me llevó al enorme comedor, vi una de las sillas de la punta en la que había un plato, y el mío estaba del lado derecho. Tomé mi plato y lo llevé dos sillas de distancia de Khan.

Eleonor y Niko me miraron, pero no me importó y tomé asiento, estaba hambrienta.

—¿Desea algo más, señora? —me preguntó Eleonor y sacudí la cabeza mientras quería degustar el pollo horneado. Ellos se retiraron cuando la presencia de Khan arruinó el hermoso ambiente.

Como siempre que se le veía la cara de culo.

Fijé mi vista en mi plato y comí sin molestarme a esperarlo, yo solo quería comer, nada más.

Me relamí los labios y tomé un sorbo de agua, él se sentó en la cabecera y me miró, los cubiertos de mi plato chocaron entre ellos al ver que no dejaba de mirarme. Giré la cabeza y me encontré con su azulada mirada.

—¿Qué? —pregunté, a la defensiva.

—Comienza a volver a adaptarte a que el único hombre que tendrás seré yo para el resto de tu miserable vida —tomó su tenedor y lo miré —. El único que se sentará contigo a cenar, desayunar, almorzar o cualquier otra mierda.

No dije nada, solo quería comer y volver arriba.

—El único que se meterá en tus piernas, y el único que estará en tu cama para el resto de su vida —bufó.

Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora