|| Capítulo 62 ||

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Un corazón oscuro.





Entré al edificio a las afueras de Manhattan y caminé entre los pocos escombros que quedaban, Bean al parecer ha hecho un buen trabajo en este edificio. Niko me siguió detrás, mirando todo con total desconfianza y desinterés.

A puerta de la última habitación se abrió antes de que pudiera tocar y me encontré a Rebeka delante de mí, fruncí el ceño al verla y no a su hermano como esperaba. No hemos vuelto a tener una buena relación después del accidente de Khan y que sacara a relucir su verdadera cara.

—Kassia —susurró echando un vistazo hacia los lados, algo dudosa.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté, confundida, podría estar visitando a su hermano, pero algo me decía que no era así.

—¿Qué demonios hacen todos aquí? —bufó Bean a nuestra espalda y lo miré, si él apenas llegaba y no sabía que su hermana estaba aquí, eso quiere decir que...

Empujé a Rebeka y corrí hacia donde estaba Amy, la encontré sobre el colchón, de rodillas, de su boca salía sangre al igual que de todos los golpes que tenía en su rostro.

—¿Qué carajos le hiciste? —encaré a Rebeka, molesta.

—Agradece que aún respira, es la hija de mi verdugo y el de Bean —miró a su hermano de mala gana —. No sé que demonios haces con esta tipa viva.

—Tu propósito en Benjamín, sin Amy no podemos atraerlo —le recordé.

—Prefiero verla muerta, que siga respirando me jode —alzó un hombro, desinteresada y apreté los dientes, ahogando las ganas de golpearla, en serio, no sé que le pasaba, pero estaba fuera de control.

—Eso no lo decides tú, Rebeka —le dijo su hermano y ella lo miró.

—Eres mi hermano, deberías estar de mi lado —siseó de mala gana.

—No si haces las cosas mal. ¿Cómo piensas que vendrá Benjamín si la matas?

Ella apretó los labios y nos miró, yéndose de la habitación. Miré a Amy y ella sonrió hacia nosotros con los dientes ensangrentados.

—¿Te regocija, prima? —se rio.

Me hinqué a su altura y la miré desde una distancia prudente.

—No mentiré, lo hago —admití y escupió sangre a mis tacones, sonreí de lado, mirándola —. Solo mírate, al menos yo luché por sobrevivir, tú no eres capaz de eso siquiera porque eras la sombra de Ava.

Se puso de pie y yo igual, quiso llegar hasta mí y me quedé en el lugar justo, las cadenas de sus pies no llegaron más lejos que unos pocos centímetros y retrocedió cuando los grilletes la empujaron hacia atrás. Cayó al colchón, pero se puso de pie de nuevo.

—¡Deja de decir pura mierda, maldita! ¡Debiste haberte muerto con esa bala!

—Benjamín vendrá por ti porque eres lo único que le recuerda a Ava, sino, créeme que no movería un solo dedo —me reí y volvió a tratar de venir hacia mí, pero era en vano, cada maldita vez lo era —. Existe algo llamado Karma, Amy, tú lo estás pagando y Benjamín también lo hará —miré a Bean y arqueó una ceja, desinteresado —. Tu hermana comienza a ser una piedra en el zapato, o la controlas o que se aleje de aquí.

No dijo nada y me fui del edificio, miré mi gabardina blanca manchado con algunas gotas de sangre y traté de limpiarlo, pero era en vano.

Me pasé una mano por el rostro, cansada. Benjamín no daba alguna noticia de estar aquí, pero sé que lo estaba, oculto como todos los idiotas que me respiraban el maldito cuello.

Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora