Capítulo Extra.

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Holaa, aquí les voy a dejar que entren un poquito al mundo de cada personaje como Elián, Alexey, Malik, René y Bean.

Espero lo disfruten son fragmentos cortos de cada uno.


Elián.

Me rasqué la barbilla, inquieto. Salí de la ducha y enredé una toalla alrededor de mi cintura, me puse un traje negro sin corbata y me miré al espejo, como siempre, la tortura de verme como Evan Roger era una miseria. Ella no tenía nada suyo y sin embargo la escogió antes que a mí. Supongo que ser hija de una mafiosa es mejor que serlo de una drogadicta.

Apreté los dientes al solo recordar como mi madre se arruinó la maldita vida por un hombre tan superficial como Evan Roger. Así eran los hombres de poder; unos malditos doble vida que nunca aceptarían más que lo que les conviene.

Solté la corbata sobre la cama y salí de mi habitación, frustrado. Mi cabeza era mi peor tormento en este momento y no me permitía la tranquilidad que quería.

Necesitaba deshacerme de muchas personas y hoy comenzaré por un pez gordo.

—Señor, tenemos comunicación con el señor Khan —me informó Luke apenas llegué a mi despacho, me senté delante de mi escritorio y vi a mi mayor enemigo delante de mí, tan magistral e hijo de puta como siempre.

Entiendo proque Evan lo eligió, venía de una familia de ehijos de puta y él siempre fue un dotado para estas cosas, incluso desde niño. Evan lo notó y no fue el único, era un buen aprendiz del crimen.

—¿Qué quieres? —gruñó, sacándome de mis cavilaciones. Siempre tan amable el cabrón.

Supe que Alexey Belov lo atacó por la espalda y ni así logró matarlo. Este miserable era de titanio, pero en algún momento caerá, eso lo sé. No todos estaremos de pie para siempre.

—Saber como está mi hermana —sonreí de lado, molestándolo. Era mencionarla y le saltaba el instinto asesino.

—Segura conmigo, miserable.

—Sí, eso veo. Ten cuidado y no recibas tres balazos más, pero esta vez que sean en tu cabeza.

—¿Me llamas para amenazarme, Elián? Nunca tendrás a Kassia, eso tenlo claro.

—No escupas para arriba, sin embargo, te llamé para hacer un trato —admití.

—No hago trato con ratas miserables —quiso colgar, pero hablé antes de que lo hiciera:

—Aurora. Quiero a Aurora Morozov en mis manos.

—¿No puedes cazarla solo, maldito incompetente? —gruñó y sacudí la cabeza.

—Puedo, pero prefiero que tú me la entregues. Si lo haces, puedo darte a Benjamín y a Amy —le dije, y lo haría, porque necesitaba desaparecer a todos aquellos que me estorbaran en el camino. Aurora era una de esas personas —. Sabes que si llamo a Kassia ella daría lo que fuera porque se los entregara.

Apretó la mandíbula cuando nombré a mi hermana y quise reírme, pero me abstuve de hacerlo. Quién diría que su punto débil sería la hija de su verdugo.

—Llama a mi mujer para joderla y te mataré.

—Es tu decisión, Khan. Dame a Aurora Morozov y te daré a Benjamín y Amy.

—Es tu tío, imbécil, no confío en ratas como tú.

—Soy un hombre de palabra, aunque creas que no. Sí, me gusta hacerles daño a las personas, pero soy ley cuando prometo algo —admití, porque era cierto —. Tienes hasta la noche para darme tu respuesta. Me importa una mierda los lazos sanguíneos, casi matan a Kassia cuando claramente no es lo que quiero.

Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora