|| Capítulo 35 ||

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Vendiendo información.



Kassia.


Ha pasado tres semanas desde que Malik y René estaban en Manhattan, los fui conociendo mejor y era cada vez más increíble, ellos me caían sumamente bien, eran dos hombres que, a pesar de sus bromas pesadas y sus babosadas, se notaba que tenían mucho odio dentro de ellos, pero que no dejaban de ser personas super lindas.

Cada que pueden molestan a Khan, y si bien a él no le gusta, a mi me divierte. Se suelta más que las veces anteriores, pero no tanto como me gustaría.

Con lo que respecta a Zaira, se ha mantenido al margen, haciendo su trabajo. No sé que es lo que ella y Malik tenían, pero él siempre que podía se iba detrás de cualquier mujer de la casa presidencial, lo que me dice que no es nada serio. A mi ciertamente ya no me importa, la mantiene ocupada y lejos de Khan.

—¿Te cae bien esa...perra hocicona? —me preguntó Elaine y señaló a Rebeka saliendo de su oficina con Bean, hablando.

—Es buena persona, aunque no lo parezca —le dije.

—No lo parece ni lo es. Se la vive como perra detrás de...—se calló y apretó los labios, disgustada. Elaine siempre fue dura consigo misma, una chica fría que no veía nada más allá de sí misma, pero admitir que estaba celosa no era su fuerte.

—...Blade —terminé por ella y me reí —. Bueno, tal vez si se la pase detrás de él, pero en lo que a mí respecta, Blade no le hace caso, y, además, prefiero no meterme en sus problemas personales.

Asintió, desvió su camino inmediatamente vio a Rebeka acercarse a mí, ella la miró de arriba abajo con desdén.

Sacudí la cabeza.

—Kassia, ¿me das tu firma para estas cosas? —me entregó unos papeles y me pasó un bolígrafo, leí por arriba los documentos y firmé —. Gracias, hermosa.

Sonreí de lado.

Vi a Stephan pasar junto con Khan hacia la base militar y fruncí el ceño al ver que no parecía ir para echar un vistazo.

—¿Pasó algo? —pregunté.

—No que yo sepa. Vamos —Rebeka me jaló de la muñeca y los seguimos, a medida que nos acercábamos vi un pleito ente dos soldados. Liam empujó a uno de ellos del torso, apartándolo.

—Suficiente —Khan hizo aparición y se quedaron quietos, rígidos —. ¿Qué carajo les pasa? No tengo maldito tiempo que perder, incompetentes del demonio.

—Señor...

—Me importan un carajo sus excusas, vuelvan a sus trabajos y no quiero oír alguna mierda más o los mataré —les dejó claro.

—Pero señor, este imbécil le está vendiendo información nuestra a una mujer —dijo el rubio, Khan dirigió su total atención hacia el moreno, quien apretó los dientes al ser descubierto.

—¿A qué mujer? Información a medias no me sirve —bufó Khan.

—No sé, tome su móvil, no me dejaba agarrarlo, por eso la pelea —siseó el rubio, Khan dio dos pasos y el moreno alzó su arma, todas fueron en dirección a él apenas hizo tal cosa.

—Khan —susurré.

—Quédate ahí —me ordenó sin mirarme —. Podrás disparar, y espero que tengas una maldita buena puntería, porque si no es así, voy a romperte el cuello. No quiero que nadie dispare, a un traidor es mejor matarlo lentamente.

Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora