|| Capítulo 18 ||

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Rol de esposa.

Khan.



Salí de mi despacho después de estar cinco horas metido ahí dentro. No es como si me importara salir, pero tenía que ducharme y comer algo. Pasé por el pasillo de las habitaciones y vi a Niko en la puerta de Kassia, de pie, como estatua. Alzó la cabeza en mi dirección y asintió, indicándome que todo estaba bien.

Seguí a mi habitación y miré de reojo mi cama, después de follarme a la cría hace dos días atrás no puedo dormir en esa maldita cama. Aún no toleraba el hecho de que se haya dejado manosear por ese hijo de puta.

El móvil en mi mano casi se rompe, pero lo arrojé sobre la cama y me quité la ropa, metiéndome a la ducha.

Con lo que respecta a Alexey, sigue en recuperación e iba a dejar que mejorara, no me gustaba atacar a los malditos vulnerables, me gustaban los contrincantes a mi nivel y de pie.

Me pasé una mano por el cabello, dejando que el agua fría golpeara todo mi cuerpo. Cerré los ojos y apoyé las manos en los azulejos, la ira me carcomía todo por dentro.

La polla se me endureció de solo recordar a la cría montándome, queriendo tomar el control que le cedí unos minutos. Maldición, su cuerpo tenía algunas cicatrices, pero eso no interfería con lo buena que estaba y seguía.

Eso no le hacía perder ningún atractivo, y mierda que me la ponía dura de solo pensarla encima de ella de nuevo.

Golpeé los azulejos y abrí más el agua fría, consternado.

Necesitaba unos tragos.

—Señor, tenemos noticias —me dijo Niko desde el otro lado de la puerta del baño.

Salí de la ducha con una toalla alrededor de mi cintura y me fui hacia mi habitación en donde estaba Niko y Liam.

—¿Qué pasa? —pregunté al verlos de pie, mirándome como idiotas.

—Estuve torturando a todos los policías corruptos, trabajaban para Elián —me informó Liam —. Al parecer está en Washington, pero tiene a sus hombres por todo Manhattan.

—Al parecer pueden estar a su alrededor según dijo el oficial que golpeó a la señora —comentó Niko y me tensé. Ese hijo de puta de Elián se esmeraba en joderme y ya me estaba cansando.

—Pongan hombres a cada persona de la casa presidencia a seguirlos, sin que los noten, quiero saber quiénes trabajan para Elián —demandé —. Si averiguan algo, me los traen enseguida.

Liam se puso en marcha y Niko se devolvió a su lugar frente a la puerta de Kassia.

Me senté en la cama, pasándome las manos por el cabello, frustrado.

Me puse ropa de chándal negra, no pensaba salir de aquí y menos ahora que la tormenta estaba azotando afuera con violencia. Si no estaba aquí todo siempre se salía de control.

—Señor, la señora no quiere bajar a cenar, ¿le subo el plato? —se interpuso en mi camino la empleada que siempre está con ella.

—No, si no quiere comer no comerá tampoco en la habitación —dejé claro, ella hizo una mueca de disgusto, pero se fue a la cocina de nuevo. Como si me importara, la cría estaba deprimida por ese hijo de puta y porque es obvio que aún estaba enamorada de mí.

Apreté los puños y ahogué mis pensamientos en tequila.

Como si pudiera olvidarme de la noche a la mañana, era imposible, ni siquiera ese hijo de puta de Alexey se le pudo meter debajo de la piel como lo hice yo. Me regocijaba en saber que ella no me pudo olvidar en estos dos años. Tan solo tocarla y volvió a ser mía en segundos.

Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora