|| Capítulo 66 ||

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Un daño colateral.

Estaba por quedarme dormida, cuando oí las puertas del ascensor y unas pisadas. Espabilé y miré a Khan, se detuvo al verme en la sala, con una cobija y mi pijama.

—No vienes hace casi dos días a casa —le dije —. No supe nada de ti en cuarenta y tres horas, Khan.

Se quitó la gabardina y la soltó sobre uno de los sofás, sin decir absolutamente nada. Era obvio que volvió a la jaula, por el golpe en su ceja se notaba. También se había duchado apenas.

—Vine, cuando tú dormías —dijo, tan descaradamente.

—Mínimo te hubieses molestado en decirme que estabas bien. Te enojas con Blade y te la agarras conmigo —siseé entre dientes, molesta.

—No es mi especialidad enviar mensajes a nadie —respondió, se sentó en el sofá delante de mí y medio se tocó el hombro.

—¿La solución a tus problemas son las peleas?

—Sí.

—Descarado que eres, imbécil.

—No miento, Kassia, lo sabes —se pasó las manos por el rostro, frustrado —. ¿Qué haces aquí a esta hora?

—Supongo que venías a escondidas para largarte de nuevo —bufé —. Te esmeras en joderlo todo, Khan, cada que estamos bien, siempre haces algo mal para que lo malo supere lo bueno.

—Soy así, no voy a cambiar —me miró, serio —. Vete a dormir mejor.

—Lo que haré es irme a la mierda como esto comience de nuevo —me puse de pie y tomé mi cobija, molesta —. Te di una última oportunidad, Khan, pero no sabes aprovecharla.

—¿Por qué siempre quieres huir, carajo?

—Es lo mismo que tú haces. Te vas. Desapareces, y te olvidas de que tienes una esposa en casa —alcé las manos —, pero bien, vive tu vida de mierda y vuelve a todo lo que eras tú en tu pasado.

Puse la cobija bajo mi brazo para largarme a recoger mis cosas, pero mis pasos se quedaron en el aire cuando Khan me alzó en brazos.

—Suéltame —pataleé y me miró.

—Deja el maldito d...

—Dilo y te juro que te daré el rostro vuelta de una bofetada —le corté de mala gana —. Bájame, Khan.

Me soltó y caí sobre el sofá.

—Animal —bufé.

—¿Volviste de nuevo con eso? —se sentó a mi lado y lo miré de reojo —. ¿Qué quieres que te diga?

—Nada, solo que te comportes como lo que eres.

—¿Y qué soy?

—Un hombre casado, pero haces vida de soltero, idiota —lo empujé del hombro.

—Soy un hombre de acción y peligro, Kassia, mi especialidad no es estar en casa —respondió, mirándome a los ojos —. Soy el Ministro y un criminal de alto prestigio, no puedo quedarme quieto en casa mientras mis enemigos me respiran en la maldita nuca, y principalmente a ti. ¿Qué clase de jodido marido soy si dejo que lleguen a ti?

Apreté los labios ante eso, tenía sus razones y odiaba ello.

—Bien —solo me limité a decir.

—Te jode, pero tengo razón.

—Cállate —bufé y su boca se curvó en una media sonrisa, haciéndome olvidar de mi enojo —. Pero eso no quiere decir que te desaparezcas por días.

Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora