Sustos hormonales.
Khan.
El sudor bajó por mi frente y volví a empujar hacia delante, las venas de mis brazos se remarcaban por el agarre brusco y la intensidad que tenía. Mis ojos fueron hacia abajo, deslizándose hacia el tatuaje de Kassia a un lado de su cadera, era un arma con una rosa alrededor.
Extendí mi mano y le quité el flequillo del rostro, dejándome ver ese par de diabólicos ojos que me la engordaron aún más. Apreté las piernas contra su cadera y me tensé cuando mi polla se contrajo, sus voluptuosas tetas se cerraron aún mas entorno a mi verga dura y gruñí.
—Abre la boca —le dije y tomé su barbilla, obedeció y mi semen caliente golpeó su boca y parte de su rostro mientras me follaba sus tetas.
Me acomodé contra su pelvis y gimió cuando mi polla tanteó su coño.
La tenía hace al menos siete horas sometiéndola contra mí, y su cuerpo rojo y marcado por mí eran las pruebas de eso. Su cabello húmedo por el sudor se pegó a sus mejillas.
Se enderezó y me miró, cansada y sonrojada.
—En tres horas tenemos una reunión —miró la hora, eran las cinco treinta de la mañana, se movió, adolorida.
—Tú querías mi delicadeza, te dije que iban a dolerte. No volverás a rogar por ella —besé su cuello y se estremeció. Se enredó en las sábanas y la tomé de la cintura cuando sus piernas temblaron —. Una ducha y duérmete.
—¿Ahora eres mi padre?
—No, pero duerme.
Le llené la bañera y la ayudé a meterse.
—Quédate conmigo —me jaló de la mano y la miré —. Un rato al menos.
Miré las marcas de mis manos en su piel de porcelana y apreté los labios. Me metí a la tina en el otro extremo opuesto y flexioné las piernas, ella también y me miró.
—¿Qué? —le pregunté.
—¿Me quieres por el sexo? Quiero decir, para complacerte a ti mismo —preguntó de repente. Respiré hondo y alcé la mirada al techo, cerrando los ojos.
Odiaba cuando se ponía sentimental, aunque eran pocas las veces que lo hacía, pero era tedioso verla así.
—No me importa, solo háblame con la verdad —volvió a hablar entre el silencio del baño.
—¿Crees que te hubiese vuelto mi mujer solo por sexo, Kassia? —le dije después de unos minutos de silencio absoluto —. No me hubiese molestado en buscarte si solo fuera para follarte, eres hermosa y sí, me encanta cogerte, pero no te tengo conmigo por eso.
—¿Entonces?
Abrí los ojos y la miré.
—¿Qué quieres que te diga? —me tallé la piel con la esponja bajo su atenta mirada, ella hizo lo mismo, pensativa —. No voy a soltar pura mierda como a ustedes las mujeres les gusta tanto, y lo sabes.
—Si, solo quería saber si solo somos un matrimonio lujurioso —se encogió de hombros, bajé la mirada a las marcas rojizas de mis manos en su clavícula y tetas —. No me estoy poniendo sentimental, es que me gusta saber lo que piensas, es todo.
La miré a los ojos, ella ya lo hacía, dejándome apreciar ese color exótico que tanto me gustaba admirar por minutos, horas y días incluso.
—Solo pienso en matar —respondí y rodó los ojos.
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Dulce Castigo [+21]
ActionElla era una mujer de armas tomar. Él era un hombre bruto y violento. Todo había cambiado en estos dos años que habían pasado. El rencor, el odio y la venganza jamás iban a ser olvidados por ninguno de ellos. Resucitar del infierno era difícil, per...