|| Capítulo 27 ||

1K 84 7
                                    



Un pasado que condena.




Cepillé con mis dedos mi cabellera húmeda, cerré mi bata y me fui hacia la cama, era pasada medianoche, había llegado hace una hora al penthouse, estaba exhausta. Me preparé un batido ya que no había comido nada en todo el día y moría de hambre.

Empujé una tostada contra mi boca, devorándola junto con otra, le puse jalea de fresa, untándola completamente y me llené la boca. Cerré la puerta de la nevera y se me cayó la cuchara con la que había untado la jalea, la recogí y me llevé un maldito susto apenas me levanté y vi a Khan de pie del otro lado de la isla.

—Maldita sea —bufé, me llevé una mano al pecho, asustada —. No te aparezcas de la nada, mierda.

Dejé la cuchara en el fregadero y me serví mi batido, miré de reojo a Khan mirarme.

—¿Ella ya tomó el cargo de la APPI o te chupó la polla? —le pregunté, se metió las manos en los bolsillos de su pantalón, serio.

—Me chupó la polla y tomó el cargo después —respondió y mis dientes rechinaron, era un idiota y eso jamás se le iba a ir.

—Bien —dejé el vaso a un lado y rodeé la isla, pero no me dejó salir de la cocina, bloqueando mi paso —. Quítate, estoy cansada y quiero irme a dormir.

—¿Pero para tus mierdas de celos tienes energía? —me dijo —. Zaira tomó el cargo porque es buena en lo que hace.

—Ah, ahora la halagas, a mí me tratas como mierda y a ella la halagas, que jodido hijo de puta eres —escupí entre dientes.

—Si es por Cora te la entregaré, déjate de ser tan niñata.

—No soy una niñata, imbécil, pero yo quería la APPI, es a mí a quienes ellos traicionaron y jodieron no a ti o a ella —lo empujé del torso —. Para ti todo es drama o absurdo, pero no para mí. No fuiste tú a quien torturaron por un año. No fue a ti a quien le metían cosas en la comida. No fue a ti a quien le marcaron la piel cada que podían. No fue a ti porque tú estabas aquí, siendo el maldito rey del puto mundo mientras yo era crucificada por existir siquiera. Por ser parte de tu maldita vida.

Me mordí la lengua para contener las lágrimas, porque sí, me dolía y esa parte de mi vida siempre iba a estar presente en mí.

—Tú estás jodido de los pies a la cabeza por lo que te hizo mi padre, ¿pero yo debo fingir una maldita sonrisa ante la mierda que viví? Mierda que no merecía —bufé, él solo se me quedó viendo, sin moverse un solo centímetro de su lugar —. Discúlpame, al parecer a ti se te permite estar jodido, pero lo que nos pase a los demás es insignificante ante tus ojos. No me crucificaron solo por mi supuesta traición, sino por ti, cada maldito día era peor que el anterior porque sabían que era tu esposa. Cada daño que tú ejerciste a esas personas, ellos me lo devolvieron a mí, así que, no eres tan diferente a mi papá.

Pasé por su lado y me fui a la habitación, encerrándome en el baño. Estaba jodidamente cansada de ser el escudo de todos los que estaban a mi alrededor, cada maldita herida en mi piel era a causa de ellos, no mía.

Nunca debí haber vuelto de ese internado, nunca. Mi vida hubiese sido muy distinta a esto, no perfecta, pero mil veces mejor que esta miseria que me hería cada que podía.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora