|| Capítulo 53 ||

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Jugando a las atrapadas.


Khan.

Ladeé la cabeza de un lado a otro, estresado de estar aquí en esta maldita oficina, haciendo nada y con la cabeza en mil y una cosa. Miré las dos botellas de whisky vacías sobre mi escritorio y cerré los ojos, poniéndome un brazo sobre ellos, cansado.

La maldita de Zaira logró lo que quiso y luego se largó como si nada. Separarme de mi mujer fue su principal plan, y la muy perra lo consiguió, o simplemente mi actitud lo hizo.

No la comprendía, juro que no lo hacía, era difícil de entender todo ella, Kassia era inestable o así la veía yo. En un momento estaba bien y al otro no, era complicado para mí poder entrar en su maldita cabeza y entender algo de lo que pasaba por ella porque no tenía sus emociones, de hecho, ninguna de ellas.

Me enderecé y bajé al club, Malik se encontraba allí junto a René. Parecían novios de tanto estar todo el tiempo juntos.

—Khan, ¿ya dejaste la depresión por tu esposa? —no perdió oportunidad de joder Malik.

—¿Por qué no te consigues una mujer y me dejas en paz? Es eso o que te mate —le dije.

—Es que están todas muy lindas, pero algunas se asustan fácilmente —miró a las mujeres sobre el escenario y se rio como idiota, René sacudió la cabeza y me miró —. Hace unos días estuvimos con tu mujer y su amigo no gay en una noche de tragos.

—Cierra la boca, imbécil —le dijo René, pero por primera vez lo que salía de su boca era interesante para mí.

—¿Y? —le pregunté. La había visto llegar tan descaradamente a mi club para venir a buscar a Gerry, el maldito tembló de miedo cuando hablaba con ella por teléfono porque estaba a su lado.

—Nada, solo eso —se burló Malik.

—Lárgate de mí vista, miserable.

Se rio y fue a la barra, mis ojos quedaron en René y no se inmutó.

—No diré nada. La vida de Kassia no parece ser parte de la tuya ahora —palmeó mi hombro y lo presionó con fuerza, lo miré de soslayo, desinteresado —. Esa mujer puede tener al hombre que sea en la palma de su mano, pero no lo hará porque te ama a ti, pero tiene un límite que creíste que no se rompería.

—Puedo leer fácilmente a cualquiera, pero con la cría es diferente, no es mi jodida culpa que sea tan inestable —bufé y sonrió de lado.

—Inestable es, y yo que tú la vigilaría, porque está a un paso de ir por Elián, Alexey y Zaira, un enemigo nuevo a la lista —palmeó mi hombro y se fue a una de las mesas, viendo a las mujeres con desinterés, venía más a beber y cuidarle el culo a su mejor amigo que otra cosa.

—Señor —una de las bailarinas bajó del escenario y se acercó a mí cuando quise largarme de ahí.

—¿Qué quieres? —le pregunté con desinterés.

—Es sobre el tema de mi estadía aquí, llevo tres meses, pero me dijeron que podrían rotarme a otro club, me gustaría hablar con usted con respecto a eso —contoneó las caderas con sensualidad y arqueé una ceja. Sé lo que hacía —. Tal vez podríamos subir a su oficina o hablarlo en un lugar con menos ruido.

Apoyó su mano en mi torso y la acribillé con la mirada, la bajó lentamente, rozándome la entrepierna con sus uñas.

Le empujé la mano a un lado y la tomé de un puñado del cabello.

—¿Quieres hablar? Cuando tengas más ropa de la que traes hablaremos, pero ciertamente no me interesa a donde te manden, no eres mi puto problema —le dejé claro, René intervino y la alejó de mí cuando casi em quedo con su cabello en la mano.

Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora