|| Capítulo 31 ||

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Sentimientos, amenazas y confianza.






Alce la mano para golpear la puerta, pero antes de que lo hiciera, está se abrió sola, dejándome ver a mi espejo con algunos años más.

—Hola —saludé.

—Kassia, me informaron que llegaste —sonrió —. Pasa.

Entré y cerró detrás de mí, me llevó hacia los sofás y me senté.

—¿Cómo estás? Quise pasar para ver si estabas bien —le dije.

—Estoy bien, me gusta verte aquí —admitió —. ¿Quieres beber o comer algo?

—No, gracias, estoy bien.

—Oí que te trajo...Khan —siseó entre dientes —. Puedo hacer que lo entretengan un poco e irnos, ¿qué dices?

—No, no quiero irme.

—Sé que no de Manhattan, pero digo que dejes de ser su esposa —sugirió, se me quedó viendo cuando no dije nada —. Porque eso quieres, ¿no?

—No hay retorno al matrimonio —le dije —, y no, no quiero romperlo, aunque existiera el divorcio.

—¿Él te obliga a decir eso? ¿Te tiene bajo amenaza? —frunció el ceño, sin comprender nada.

—No, claro que no, mira, sé que se ve un hombre bruto y sin sentimientos, lo es, nada de eso es una máscara —admití —, pero me siento bien a su lado. Si, es cierto que lo odio la mayor parte del tiempo, pero no creo que exista en esta tierra algún otro hombre como Khan para mí.

Ella no dijo nada, mirándome con mis mismos ojos.

—Si me hubieses preguntado esto hace tres años atrás te habría dicho que me alejaras a gritos de él, pero ya no sueño con un príncipe azul, no cuando estoy rodeada de villanos —dije, y era totalmente cierto —. Mi papá me casó con él por algún propósito, sabe que es el único en poder cuidar de mí, y estoy segura de eso. Él me está enseñando a sobrevivir.

Se volvió a quedar callada, seria. Me removí en mi lugar, ante su mirada. No me juzgaba, pero había algo extraño en su mirada.

—Kassia —susurró —, ¿estás enamorada de ese...hombre?

Apreté los labios.

—Si —susurré —, creo que...llegué a algo más, ya sabes...

—Amarlo —terminó por mí y asentí —. Vaya, es como si me tuviera a mi yo de hace veinticuatro años atrás. Eres yo, y la historia se está repitiendo, la misma que tuve con Evan.

—¿Por qué lo dices?

—Yo me enamoré locamente de tu padre, fue mi hombre, mi todo. Lo amé más que a mi familia, más que a nadie, nunca llegué a sentir eso por alguien, y como mujer de la mafia jamás debí haber despertado ese tipo de debilidad —sonrió nostálgica y suspiró —. Dejé mi clan por él, era bruto y sádico, pero me demostraba a su manera cuanto me quería a su lado, o bueno, eso quise pensar, porque me pintó bastante bueno el cuento, me embarazó y esperó a que te tuviera para robarte y abandonarme.

Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora