Demandas que agotan.
Le di un trago a mi café mientras trabajaba en la laptop desde la cama, viendo la hermosa ciudad de Manhattan desde el enorme ventanal a mi lado. Entregué todos los documentos necesarios a la casa presidencial desde el email. Rebeka los recibió y lo agradecí.
Rebeka: ¿Por qué no viniste hoy?
Hice una mueca, me dolía de solo pensarlo.
Kassia: Estoy algo enferma, estoy en cama justo ahora.
Rebeka: Oh bueno, si necesitas algo, avísame.
Sonreí y le agradecí, era una persona hermosa, pese a todo el calvario que vivió por culpa de Benjamín, ella no dejaba de ser una mujer tan linda y amigable.
Apagué la laptop y suspiré, no sé que iba a hacer todo el maldito día encerrada aquí, aburrida.
Salí de la cama y mis muslos se golpearon entre sí, ocasionándome dolor. La maldita fricción de la polla de Khan contra mi entrepierna anoche me había dañado y de solo caminar dolía. Mierda, seguramente estaré algunos días así.
Para los hombres era todo tan fácil, ellos toman, rompen y luego se van, claro, como no son lo que reciben, son los que dan con todo.
Le aguanté siete en una ronda, creo que ese era mi límite, mi cuerpo no estaba hecho para soportarle la maldita verga de casi medio metro que se cargaba el hijo de puta.
Me anduve todo el maldito día haciendo nada, tuve que mirar desde mi laptop un poco la APPI para pasar el rato. El penthouse era jodidamente enorme, y el silencio aquí era desquiciado.
—Señora, ¿desea merendar algo? —me preguntó Eleonor cuando le di acceso a la habitación.
—Si, ¿me puedes traer un café y unas tostadas con jalea de fresa? —le pedí y sonrió.
—Enseguida se lo traigo.
Se fue de la habitación y apoyé la cabeza en la almohada, mirando el techo. Esta habitación era al menos como para cincuenta personas, y es por eso por lo que me sentía sola en este lugar.
Ahora que lo pensaba bien, Zaira iría a la casa presidencial, no iba a mentir, me sentía bien que fue inoportuna y entrara a la oficina de Khan y nos viera así. Me daba satisfacción y eso me hacía sentir un poco cruel, pero no me importaba en absoluto.
Perra, se lo merecía y más.
Eleonor me trajo mi merienda y luego de eso me metí a la ducha como pude, llené la tina, dejando que mi cuerpo absorbiera toda el agua calientita. Cerré los ojos, quedándome entre la espuma por alrededor de cuarenta minutos.
Oí pasos en el pasillo y supuse que Khan había llegado. Salí de la ducha y me envolví en una bata, me llevé una mano al vientre y apreté los labios.
Sequé mi cabello en el trayecto, la puerta de la habitación se abrió de un golpe y lo miré.
—¿No sabes abrir decentemente...? —me callé apenas lo vi con la boca rota —. ¿Qué...hiciste?
—Nada, no empieces —se fue al baño y se encerró ahí por veinte minutos, salió y yo seguía en el mismo lugar, mirándolo fijamente.
—¿No dirás lo que te pasó?
—No.
—¿Por qué tu vida es un misterio, Khan? Nunca puedo saber nada de ella, pero tú quieres saber cada maldito paso que yo doy, ¿no crees que es injusto? —me crucé de brazos y me miró, serio.
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Dulce Castigo [+21]
ActionElla era una mujer de armas tomar. Él era un hombre bruto y violento. Todo había cambiado en estos dos años que habían pasado. El rencor, el odio y la venganza jamás iban a ser olvidados por ninguno de ellos. Resucitar del infierno era difícil, per...