Capítulo XII

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Celia.

Estaba abrazada a Amaya en el sofá. Había dejado de llorar pero seguía un poco alterada. 

- Perdón - murmuré, mirándola -. No debería haberme presentado así como así. 

Ella me miró, un poco confusa. 

- Celia, somos amigas - afirmó, provocándome ganas de llorar otra vez -. Y estoy aquí para lo que necesites y cuando lo necesites. 

Nunca me habían tratado así. Hacía más de dos meses que no veía a "mis amigas" de Londres y en Norwich la única amiga que tuve fue Lisa - que tampoco me hizo sentir como si importase -. Después de que pasara eso, no volví a relacionarme con nadie. Solo con Richard, que de vez en cuando aparecía por casa con su padre. 

- Te voy a explicar qué ha pasado...

- Solo si quieres hacerlo - me recordó. 

Tampoco estaba acostumbrada a no tener que dar explicaciones acerca de mis sentimientos. Cada vez que los mostraba, alguien asumía que mis motivos no eran más que chorradas.

- He discutido con Richard - le comenté -. Él... está celoso de un chico y si me propone algo a lo que me niego, saca el tema. Aunque no es la primera vez que está celoso de cualquier ser humano que se me acerque, lo está siempre. 

Amaya pareció morderse la lengua, pero al final negó con la cabeza y lo dijo:

- El chico es Nil, ¿verdad?

Me fijé en que lo dijo casi susurrando, por lo que supuse que debía estar en el piso. No me hizo mucha gracia, pero preferí no pensar mucho en ello. 

- Eeeh...- dudé. ¿Se lo había contado él?- Más o menos. 

No tenía ningún sentido lo que acababa de decir. 

- No debería ponerse así - volvió al tema principal al notar mi incomodidad -. No sé mucho sobre vosotros, pero sí te conozco a ti y sé que nunca le serías infiel a Richard. Además, tienes derecho a juntarte con quien tú quieras. 

No le respondí. Sabía que Richard era extremadamente celoso, pero unos meses antes habíamos tenido una discusión y yo... yo le había amenazado con dejarlo por lo que había hecho. Estuvimos sin hablar unos días hasta que me pidió perdón entre lágrimas y volvimos a la normalidad. Nunca había vuelto a comportarse así, no hasta que Nil apareció. 

- ¿Quieres té?- me preguntó, yendo a la cocina y dándome un paquete de pañuelos -. Lo ha hecho... Bueno, ¿quieres o no?

Asentí y me acerqué a la barra de la cocina. Era la única parte de la casa que era similar a la mía, el resto de la casa parecía una muy diferente. En parte, porque todos los miembros de esta casa, eran lo opuesto a mí. 

- Ten - me tendió una tacita con flores -. Las tazas son de la abuela de Adam, le ha pegado por hacer estas cosas y gran parte de nuestra vajilla es suya - me contó, esbozando una sonrisita. 

Ella se sentó enfrente de mí, soplándole al líquido para que se enfriara. No añadió mucho más, pero enseguida escuché una puerta abrirse y vi que su rostro risueño, cambió por completo. 

Me giré, hacia el pasillo al que le daba la espalda, y vi a Nil - sin camiseta - acompañado de una chica, que le seguía riéndose. Ahí me di cuenta que, la razón por la que no podía dormir, no eran Amaya y Adam, eran estos dos. 

- Oh, buenos días - saludó la chica con su tono de voz irritante, poniéndose al lado de él -. ¿También vives aquí?

- No, ella es nuestra vecina - se apresuró a responder Amaya, al ver que yo no lo hacía -. Ha venido a comentarme una cosa muy importante que no tenéis permitida escuchar. 

La rubia le miró un poco mal y acarició el hombro de Nil de una forma muy... cariñosa. Si trató de provocarle alguna reacción, no lo consiguió. Nil seguía con la cabeza gacha en mitad del pasillo. 

- Chelsey ya se iba, tiene cosas que hacer - habló por primera vez. 

- Pero me puedo quedar si me lo pides - esperó un poco y, al ver que no se lo pedía, suspiró -. Es que tengo trabajo, ¿sabéis?- preguntó, mirándonos a ambas -. Estoy creando mi propia marca de cosméticos, mi inspiración es Kylie Jenner. 

Amaya se rio abiertamente y a ella casi le sale humo por las orejas. Yo, como no sabía quién era esa Kylie, me limité a reírme también porque la risa de Amaya era contagiosa. 

- ¡Tus amigas son imbéciles!- le espetó a Nil -. Diles que paren de reírse. 

- Luego se lo digo - mintió, esquivando su mirada -. Vete o llegarás tarde. 

Entonces, Chelsey - o cómo se llamase - salió dando un portazo. No pensaba ni cuestionarme el por qué Nil había empezado lo que sea que hubiera empezado con ella porque no merecía la pena. La personalidad de Chelsey y la de Lisa era iguales.

Nil.

Una vez Chelsey se fue, Celia me repasó con la mirada. Y ahí fue cuando me di cuenta que no llevaba camiseta porque Chelsey me la había quitado antes de darse cuenta de que llegaba tarde a la empresa de su padre. 

- Dime que es la última vez que aparece por esa puerta o te tiro ventana abajo - me advirtió Maya, provocando que Celia dejara de mirarme. Una lástima -. Nil, te estoy hablando. 

- La próxima vez te avisaré - le aseguré, abriéndome una cerveza que había en la nevera. 

- ¡No habrá próxima vez!- exclamó ella, furiosa -. No te haces una idea de cómo grita esa chica. 

Oh, sí me hacía una idea, sí. 

- Seguro que a Celia también le molesta - habló ella, señalándola con una cucharilla de té -. ¿A que sí?

Celia enrojeció un poco y dudó, pero acabó contestando. 

- A ver, la acústica de este edificio no es la mejor...

- Vamos, que sois unos pesados y que si queréis aparearos como mandriles os vayáis a un parque - la interrumpió Maya -.  O a su mansión, que seguro que tiene una. 

Yo me limité a asentir, me dolía la cabeza. Puse la tele y, en cuanto salió un programa de cotilleos, Maya se hizo con el mando y se sentó en el sofá. 

- ¡Celia, corre mira esto!- dijo, arrastrándola hacia el sofá en el que yo estaba y lanzándola casi encima de mí -. ¡Oh Dios! Se van a liar seguro. 

Yo me giré para mirarles y me tope con que Celia estaba más cerca de mí de lo que creía y podía oler el champú de fresa que utilizaba para el pelo. Ella hacía lo posible para no rozarme, pero su brazo estaba encima de mí y su pierna rozaba la mía. A pesar del pantalón de algodón que llevaba, pude notar su piel. 

- Buenas, Celia - la saludé, sin poder evitarlo. 

- Hola - murmuró secamente, moviéndose otra vez para alejarse. 

Vi que buscaba con la mirada a Maya, pero estaba muy concentrada viendo su programa. 

Justo cuando iba a levantarme y cambiarme de sofá, ella se puso de pie. 

- Yo... Tengo que irme, tengo trabajo que hacer - comentó apresuradamente. 

- ¿Ya te vas?- le preguntó Maya -. ¿No te esperas un poco más a que...?- no terminó la frase, pero deseé que lo hiciera. 

- No, seguro que ya no es nada. 

Era algo, de eso estaba seguro. Y probablemente con Richard. 

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