Capítulo III

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Actualidad. 

Celia. 

Richard había tenido que volver a Norwich por un tema de trabajo, así que tenía todo el domingo para mi sola. Invitaría a mis amigas, pero he visto que se han ido de vacaciones a Bali. No se molestaron en invitarme, supongo que se esperaban un no por respuesta. 

Me dediqué a darme un largo baño de espuma, a leer un libro, escuchar música a todo volumen... Cosas que me relajaban y me mantenían ajena de mi vida. De hecho, decidí ponerme un poco sentimental y saqué fotos antiguas. 

Las tenía divididas en tres cajas: 0-7 años, 7-14 años y 14-18 años. 

Abrí la primera caja. La gran mayoría de esas fotos eran mías con antiguas amigas, mías pintando, corriendo... En las últimas salía con mi gata Catrina. 

En la segunda caja, habían muchas fotos y se veía como cambiaba a través de los años. Encontré una foto con toda mi clase y me fijé especialmente en quien era mi mejor amiga, Lisa, y en el chico que estaba a su derecha, Louis, que también fue mi mejor amigo. 

Llegué a la tercera caja, vi las fotos con Lisa y Louis - aunque Louis cada vez salía menos -, algunas mías tocando el saxofón o con disfraces extraños. 

Hubo algo que me hizo detenerme: Un sobre con el nombre de Nil escrito en él. Nil fue mi novio en el instituto durante nueve meses y el chico del que estuve enamorada desde los doce.

Decidí no abrirlo. Perdí su rastro hacía ocho años y no esperaba volver a verlo, me habían dicho que hacía viajes por el mundo porque no quería quedarse en Norwich. 

Nil. 

 - ¡Mierda!- exclamé, al ver que me había quedado dormido. 

¿Quién trabajaba los domingos? Yo. Aunque, bueno, mi trabajo consistía en enviarle el artículo a mi jefa y que ella lo aprobara, pero se lo tenía que haber enviado hace una hora. 

Me desperté con una música muy fuerte, de uno de esos cantantes de los 70. Con una canción que me recordó mucho a mi adolescencia: Ziggy Stardust de David Bowie. Miré a mi alrededor y vi que estaba en mi habitación - no recordaba haber venido - tirado en la cama. Ni siquiera me levanté para enviarlo, simplemente envíe el documento con un texto pidiendo disculpas por tardar y ya. 

Quise dormir, pero la música seguía muy fuerte y no paraba de preguntarme quién coño podría haber puesto a David Bowie y ABBA - ahora sonaba Gimme! Gimme! Gimme! (A man after midnight) -. Maya dudaba que supiera de su existencia y Adam escuchaba rap. 

Entonces me di cuenta de que la única persona capaz de escuchar esa música a las diez de la mañana, era Celia. Lo único que pude hacer fue aguantarme y salir a desayunar. 

- Buenos días, Nilson - me saludó mañana, que se pintaba las uñas -. Tú y la vecina compartís el mismo gusto musical. 

Ignoré que dijo eso último y me serví un café. Prefería el té, pero Maya era demasiado canadiense como para prepararlo.

- Te repito que me llamo Nil - murmuré, sentándome a su lado. 

Estaba viendo un programa donde la gente iba a buscar parejas. No era mi estilo, pero ver desgracias ajenas venía bien de vez en cuando. 

- ¿Te pinto las uñas?- me preguntó, sacando todo su arsenal de esmaltes.

Le di mi mano y elegí el esmalte blanco, ella sonrió y empezó a pintármelas. Adam siempre le decía que no porque en el bufete no podía llevarlas, así que me utilizaba a mí. 

Cuando terminó de pintarme las uñas, se quedó mirándome fijamente con los ojos entrecerrados. 

- ¿Qué quieres?

- Tengo curiosidad...- comenzó la frase - ¿No te has enamorado nunca? 

¿A qué venía eso? 

- Sí - respondí, secamente. 

A ella se le iluminaron los ojos y supe que iba a empezar a preguntar. Quise cavar mi propia tumba.

- ¿Quién era?- no le respondí -. Vamos, no puedes no guardarte todo para ti. 

- Una chica de mi instituto - comenté tras un suspiro. 

- ¿Fue tu primera novia?

- No fue mi novia. 

Pasó muy rápido y yo ni siquiera le gustaba, el único imbécil que tenía sentimientos era yo. Por eso me negué a enamorarme. Y por eso salí con su mejor amiga. 

- ¿Cómo se llama?

- Lisa. 

Noté que iba a preguntar más, así que, tras asegurarme que tenía las uñas secas, me fui a la ducha. Maya se quejó, pero me dio igual. 

Recordé mi vida en Norwich, cuando jugaba a fútbol con Louis - el mellizo de Lisa - y empecé a juntarme con todo su grupo de amigos. Al principio, Lisa no me llamó la atención en absoluto. Empezó a gustarme cuando cumplí quince. 

El grupo fue reduciéndose poco a poco, hasta que quedamos Lisa, Louis, Celia y yo. Aunque Celia no se juntaba tanto con nosotros después de que Lisa y yo nos besáramos por primera vez. 

Al final, Lisa se lio con otro chico del equipo y me dejó bien claro que no tenía sentimientos por mí. No supe qué hacer, solo quería que sintiera al menos la mitad del dolor que yo había sentido. Y pensé que si salía con su mejor amiga, hacía que todo el mundo supiera que tan perfectos éramos y que desearan tener una relación como la nuestra, ella se moriría de celos y volvería conmigo. Funcionó, pero por poco tiempo. 

Joder, odiaba pensar en estas cosas, siempre acababa... sintiéndome mal. 

Celia. 

- ¿Cómo está todo por allí?-  le pregunté a mi madre por teléfono.

- Bien, Richard ha venido a vernos esta mañana - comentó -. Tu padre estaba muy contento, últimamente no nos hablas mucho de él. Todo va bien, ¿verdad?

- Sí, mamá, todo va como siempre - respondí. 

- Me alegro mucho - dijo ella -. ¿Qué tal en el trabajo?

- Todo genial también - mentí. 

La conversación no duró mucho más. Me empecé a aburrir mucho, ya había hecho la mayoría de cosas que solía hacer cuando tenía tiempo libre - casi nunca -. Y aunque me prometí tener un día libre de trabajo, acabé empezando el nuevo proyecto que me había enviado mi jefe. 

Mientras trabajaba, no podía quitar mi vista de la caja con fotos mías. En especial, del sobre. Al final, guardé la caja en su sitio de nuevo. Y llamé a Richard, pero no respondió. 

 Mientras daba vueltas en la cama, tratando de dormirme, se me ocurrió buscar a Amaya en YouTube para ver qué tipo de vídeos subía. 

Le di al último que subió - hacía dos días - titulado: "Me Mudo A Londres". Empecé a verlo. Salía ella en el aeropuerto, luego con Sam anunciando donde iban... Cuando el video llegaba al final, decidieron enseñar rápidamente el apartamento. 

Repetí esa última parte más de mil veces, asegurándome de que lo que acababa de ver no era cierto. De que no le había visto a él. A Nil. 

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