Capítulo XXI

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Celia.

Tenía vacaciones este mes y mis planes se reducían a quedarme en casa. Richard y yo habíamos planeado un viaje a Grecia, pero no iba a ser posible.

Podría volver a Norwich, pasar tiempo con mis padres... pero no me hacía especial ilusión. Mi madre llamó esa mañana para preguntarme cómo iban las cosas y que había visto a Richard por la ciudad, suponiendo que estaba ahí por un asunto de trabajo. No fui capaz de decirle que esa no era la razón.

Ayer apenas dormí, no podía parar de pensar en Lisa. Desearía odiarla, de verdad, pero no podía. No podía odiar a nadie, por mucho que me hubiera jodido la vida. Parecerá una tontería, pero nunca fui la misma desde ese momento.

Me puse música mientras limpiaba para ver si así, podía evadirme de todo. No sé cuánto tiempo estuve limpiando - seguramente más de dos horas - pero me detuve porque escuché el timbre.

Al abrir, vi a Nil. Él me dio un repaso y entonces me di cuenta de cómo iba vestida. Llevaba una camiseta que mil años atrás mi padre me había dejado y nada más. Además, tenía el pelo hecho un desastre. Y... probablemente se me notaba el cansancio en la cara.

- ¿Interrumpo algo?- preguntó, ojeando un poco el interior.

Vale, sí había malinterpretado la situación.

- No - respondí, intentado no fijarme en él.

Cuando se apoyó en el marco de la puerta, pude oler su colonia y tuve que contener la respiración. ¿Cómo podía oler tan bien?

- ¿Qué quieres?- inquirí, un poco borde.

- Igual no soy yo la persona que debería decirte esto, pero Maya no está en casa y Adam es un poco capullo, así que me han mandado a decírtelo - comenzó a hablar -. Los padres de Maya tienen una casa en Summerside y le han dicho a Maya que puede invitar a quién quiera para pasar las vacaciones. Queríamos... invitarte.

¿A mí? ¿Me habían... invitado?

- Louis también viene - añadió, tratando de convencerme.

Se me hacía tan extraña la idea de que alguien estuviera invitándome porque quería y no porque debía, que solo me quedé mirando a Nil con el ceño fruncido y la boca entreabierta.

- Lisa no está invitada, claro - volvió a añadir.

Ni siquiera sé por qué dijo eso, no tenía demasiado sentido, pero agradecí que lo tuviera en cuenta.

- Sí, sí...- murmuré después de un rato, sonriendo -. ¿Cuándo nos vamos?

- Mañana por la mañana - informó -. Trae bañador, crema solar... esas cosas.

Asentí. Nil se quedó un rato de pie delante de la puerta y yo no se la cerré en la cara por alguna razón que desconozco. Finalmente, al ver que yo no reaccionaba y él no sabía cómo hacerlo, me dedicó una sonrisa y se metió en su casa.

El corazón me latía fuerte, pero lo asocié a la invitación.

De reojo, vi que me llegaba una notificación al teléfono y vi que era de YouTube; Amaya acababa de subir un vídeo.

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