Nil.
Mientras Celia bajaba a la cocina para vigilar que no hubiera gente, me puse a analizar su habitación. Había estado muchas veces, pero nunca me había dado cuenta de que una de las patas de su escritorio tenía una enredadera pintada. Además, había pintado las parades de gris.
Vi una libreta - la que llevaba durante el viaje aquí - y me sentí tentado a abrirla. Quizá era incorrecto, era su intimidad, pero quería volver a ver algo de lo que hacía.
Algunas páginas tenían garabatos, borrones... En cambio, la única dibujada estaba a fecha actual. Todavía no estaba acabado, pero se veían dos siluetas. O algo así.
- ¿Ya te has cansado de cotillear?- escuché que preguntaba detrás de mí -. Te puedo dejar más, hay en ese cajón.
No me fijé en cuál señaló, solo me centré en descifrar si estaba enfadada o no.
- Lo siento, es que estaba aburrido - excusé.
- Mis padres no están y mi hermana se va de aquí nada, puedes bajar a desayunar - informó, abriendo la puerta de nuevo.
La seguí y me incliné para darle un beso. Celia sonrió cuando terminó, deduje que eso significaba que ya no estaba molesta.
Al bajar, Dom y Chloe terminaban de fregar los platos y recoger la mesa. Él me sonrió al verme, Chloe no.
- Buenos días - murmuré.
Ambos me respondieron, pero solo Dom tenía ganas de hacerlo. Celia me puso el desayuno en la cara para que dejara de mirarles con el ceño fruncido. Se sentó delante de mí.
Cuando me lo terminé, fregué lo que había utilizado y observé la despedida de las hermanas. Chloe acabó llorando mientras Celia le decía que parara o lo haría ella también.
Antes de que se marcharan, la puerta se abrió y Josephine entró por ella. No puso mucha atención en mí, no hasta que Dom y Chloe se fueron.
- Hola, Nil - me saludó, sonriendo -. Celia, cielo, ven y ayúdame con unas cosas.
Celia estaba confundida, pero acabó aceptando. Aparté la mirada en cuanto dirigió la suya a la mía.
Celia.
Mi madre fue al jardín, donde aún quedaban cosas de la fiesta. ¿Quería que la ayudara con eso?
- ¿Por qué haces esto?- me preguntó, casi suplicando por una respuesta.
- ¿El qué, mamá?
- Salir con chicos que solo van a hacerte daño - respondió.
Estaba tan harta de escuchar lo mismo pero con diferentes palabras, que rodé los ojos. Era mi vida, si yo decidía confiar en Nil, nadie podía meterse ahí.
- Tú dijiste que algún día deberíamos quedar aprovechando que vivíamos en Londres - le recordé, intentado no iniciar una pelea que no iba a acabar bien -. ¿No querías tanto a Nil? Que te recordaba mucho a Emma...
- No estamos hablando de eso - me cortó -. ¿Te crees que por mucho que me importe Nil, me importa más que los sentimientos de mi hija? ¿Te crees que me he olvidado de lo que te ha hecho pasar?
ESTÁS LEYENDO
Volver a ser nosotros
RomanceEx... esa persona de la que tanto odiamos hablar. Eso incluye a Celia, que después de ocho años sin saber nada de su ex, se ve enfrentada a ser su vecina. ¿Cómo afectará esto a su vida actual? ¿Cómo afectará a su relación con su actual pareja? ¿Có...