Capítulo XIV

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Nil.

Después de comer en casa de los padres de Celia - había sido mucho peor de lo que me esperaba -, volví al hotel para hablar con Adam por teléfono y contarle lo que había pasado. Ahora que sabía lo de Celia y yo, iba a ser más sencillo contarle mi día a día. 

Esperé un poco a que fuera la hora a la que Lisa nos había citado. Se me estaba haciendo larguísimo y estaba muy nervioso. Decidí llegar antes, más que nada para asegurarme de que no era una broma. 

Llegué a casa de los padres de Lisa y Louis, llamé al timbre y esperé. Enseguida se abrió la puerta y vi salir corriendo a un chico castaño con los ojos azules. Era Louis. 

- ¡Nil!- gritó y me dio un abrazo -. Joder, tío, te he echado de menos. 

Lo abracé también. 

- Yo también, Lou - murmuré. 

Él iba a comentar algo tras mirarme de arriba a abajo, pero se quedó quieto y miró detrás de mí. Supe que Lisa se acercaba en cuanto oí los tacones resonar en la madera del porche. 

- ¿Nil?- preguntó, con la misma voz aguda de hace unos años -. Oh, has venido...

Louis sonrió y me dio un codazo disimulado para que la saludara. 

- Hola, Lisa - dije. 

Ella se quedó enfrente de mí sin decir nada, mirándome. Y yo me fijé en que se había cortado el pelo por los hombros. La personalidad de Lisa solía basarse en su pelo, me extrañó ese detalle. 

- Me alegro que hayas venido - comentó, poniéndome una mano en el hombro -. Cuando os invité, no pensé que vendríais. 

Ese 'os' implicaba dos personas, Celia y yo. 

- No tenía nada mejor que hacer - me limité a contestar, encogiéndome de hombros. 

Lisa soltó una risita falsa. Las que utilizaba cuando alguien que le caía mal le hacía un cumplido o cuando quería ligar con un chico haciéndose la tonta. 

- Mis padres están dentro, ¿vienes a saludarles?- me preguntó Louis, soltándome del agarre de su hermana. 

Celia.

Me iba el corazón a mil. ¿Me habría vestido bien? Llevaba un vestido rojo con unas botas negras. ¿Era muy poco? ¿Enseñaba demasiado? ¿Me quedaba bien? Me iba a morir. 

En la puerta de casa de sus padres, vi a dos chicas esperando. Reconocí el pelo rizado de una enseguida, era Eve, acompañada de otra compañera de clase. Ellas se giraron al oírme andar y me saludaron con una sonrisa. 

- Hola - dije al acercarme. 

- Cuánto tiempo, eh - sonrió Eve -. Estás preciosa. 

La otra compañera - Patrice creo que se llamaba - dijo que le gustaba cómo me quedaba el vestido. Lo agradecí mucho por dentro. 

Cuando entramos, estaba lleno de gente. En una esquina, reconocí a Louis - que seguía exactamente igual - hablando con Nil. Sonreí porque me di cuenta de que ellos todavía eran ellos, a pesar de la distancia y el tiempo. 

- Vaya, vaya...- escuché murmurar a alguien -. ¿Celia Jones? 

Me giré y vi a Gabe, un chico de mi clase con el que casi tuve algo, acompañado de un grupito más. Me puse a hablar con ellos un poco y me di cuenta de que mi vida estaba demasiado esquematizada comparada con la de ellos. No sabía si era bueno o malo, pero no pude dejar de pensar en eso el resto de la noche. 

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