Actualidad.
Nil.
Hacer la compra con Maya era una tortura. Se paseaba por todos los pasillos más de una vez solo para asegurarse de que no se le olvidaba nada, aunque tuviera una lista de cosas que comprar, siempre tenía la sensación de que faltaban cosas.
- Hemos pasado por este pasillo tres veces - me quejé, empujando el carrito -. Ni siquiera necesitamos papillas o pañales, ¿Qué hacemos aquí?
Me ignoró, caminando como si nada.
Volvimos a pasar por todos los pasillos tres o incluso más veces. No podía más.
- ¿Necesitas algo?- preguntó, señalando una estantería.
- Una pistola - murmuré.
Maya rodó los ojos y se acercó a la caja, cosa que no duro mucho porque acabó acordándose de comprar no sé qué. No necesitábamos eso, pero lo compró de todas maneras.
Cuando pagamos, fui lo más rápido posible al coche para que no se le ocurriera volver ahí dentro. Adam llegaba de trabajar después de comer, así que me tocaba a mí cocinar.
De camino a casa, Maya puso sus canciones - que eran malísimas - y las cantó a todo pulmón - que era todavía peor- mientras yo rezaba para no estrellar el coche contra un edificio cualquiera.
Habíamos entrado al edificio y mi única misión era no encontrarme con Celia o su novio. Suficiente tenía ya con haberme vuelto a encontrar a la mujer del otro día.
- Tú otra vez - dijo ella, agriamente -. Límpiate los pies antes de entrar, que luego es difícil de limpiar el suelo y dejarlo brillante.
Lo hice solo para no tener que escucharla, su voz se te clavaba en el cerebro.
- Buenos días - la saludó Maya, quien tampoco se había limpiado los pies.
- Buenos días - le devolvió el saludo, sin reñirle ni nada parecido.
¿Qué le había hecho yo a esa señora? Solo le había hablado una vez.
Subimos y mientras abría la puerta, escuché que alguien trataba de abrir la puerta de al lado - para poder salir - y me di tanta prisa como pude. Llegué justo a tiempo para cerrar la puerta.
- ¿Por qué te comportas así con los vecinos?- me preguntó Maya, ayudándome a guardar la compra.
- Yo no me comporto de ninguna manera, ni siquiera los conozco - mentí.
- Bien, porque tu habitación comunica con la de ellos, espero que no te importe - me advirtió, sonriendo.
No me importaba, sinceramente.
Celia.
- Necesito el plano en dos horas, Jones - me exigió mi jefe por el teléfono -. Ted ya lo ha acabado.
Ted era el mejor empleado - e hijo de su nueva mujer - con el que siempre me comparaba a pesar de que él tenía ventaja. Hace tres semanas me mandó hacer un plano de una casita de campo. Se supone que los planos como este, tardan dos meses en realizarse - y es lo que suele dar de tiempo a todos sus trabajadores - pero me lo ha pedido en solo dos semanas.
- No se preocupe, lo tendrá listo - respondí.
Llevaba solo tres meses allí, no podía ponerle pegas o me despediría.
- Tú, novata - murmuró el impertinente que tenía al lado -, es más fácil si utilizas...
- Sé cómo debo hacer mi trabajo - le interrumpí, harta de escucharle -. Dedícate a acabar ese informe, llevas un mes intentado encontrar las palabras para describir un torreón.
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Volver a ser nosotros
Storie d'amoreEx... esa persona de la que tanto odiamos hablar. Eso incluye a Celia, que después de ocho años sin saber nada de su ex, se ve enfrentada a ser su vecina. ¿Cómo afectará esto a su vida actual? ¿Cómo afectará a su relación con su actual pareja? ¿Có...