Capítulo XXXIV

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Nil.

No me gustaba estar ahí. Estaba odiando cada mirada que recibía por ir agarrado de la mano con Celia. No había visto a Richard, hasta que fui al baño y lo encontré en el pasillo, hablando - o discutiendo - con Lisa.

- ¡... me da igual!- escuché que le gritaba él, pero se calló enseguida al verme.

- Richard, no... no grites - pidió, abrazándose a sí misma.

Lisa no lo entendió, la tenía de espaldas. Se giró, siguiendo la mirada de Richard, y me vio. Noté las lágrimas en sus ojos y aparté la mirada.

- Yo... solo iba al baño - expliqué, señalando la puerta que ambos me tapaban.

Lisa se apartó, quedándose a mi lado. Richard, en cambio, se quedó mirándome con esa sonrisa de mierda.

- Ya tienes lo que querías, ¿no?- me preguntó, acercándose -. Ahora tengo curiosidad... ¿Cómo la harás sufrir esta vez? ¿Te irás con otra de nuevo o...?

- Cállate - le advertí, moviéndome para pasar.

No quería meterme en peleas ni discusiones, no en casa de los padres de Celia. Richard tenía todas para salir ganando.

- ¿Qué pasa? ¿Te duele que te digan las verdades?- inquirió, utilizando que media más que yo para tartar intimidarme. Casi me reí -. Eres lamentable, Celia se dará cuenta en algún momento y espero que sea para siempre.

- Que Celia se dé cuenta de eso, no va a hacer que vuelva contigo - aclaré -. Le fuiste infiel durante años, no sé cómo esperabas que reaccionara.

Iba a contestarme, pero Lisa nos interrumpió a los dos.

- Sois unos pesados - dijo, rodando los ojos -. Richard, acepta de una vez que Celia tiene voz propia y ha decidido dejarte porque, te guste o no, te portaste fatal con ella. Está en... algo con Nil, ¿no? Pues no va a dejarlo con él por ti, no lo hizo cuando salían y tampoco va a hacerlo ahora.

Él apretó la mandíbula ante la revelación. Lisa me acababa de contar, dudaba que sin querer, que Richard siempre sintió algo por Celia y que yo siempre estuve ahí. No me dio pena.

- Y tú, Nil...- se giró a mirarme y se me quitó la sonrisa de satisfacción de la cara -. Espero que estés feliz, has conseguido lo que quisiste siempre.

Fruncí el ceño, claramente confuso.

- No finjas que no estabas enamorado de Celia cuando éramos todos amigos. Lo notaba todo el mundo - exclamó con obviedad -. Y ella se moría por ti, pero nunca os distéis cuenta. Supongo que esto ha terminado como debía terminar, Celia y tú juntos.

Me hubiera gustado poder darle una respuesta en condiciones, pero no podía formular una. Celia fue mi mejor amiga desde que tenía memoria, por eso nunca me planteé tener nada con ella. Supongo que, todo eso que sentía cuando la veía y que nadie más conseguía, no era por una simple amistad que yo utilizaba para negar lo evidente.

Cuando volví a centrarme, Richard se estaba yendo, lleno de ira, y Lisa le miraba. Vi vulnerabilidad en su rostro. ¿Por qué me sentía mal? No... no quería preguntarle si estaba bien, solo quería entrar al puto baño, pero no pude evitar preguntarle.

- Sí - respondió, tratando de recomponerse y poner esa capa que utilizaba -. ¿No querías entrar al baño? Ahora puedes.

Lo señaló, pero no me moví. Lisa... estaba llorando, delante de mí.

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