Nil.
Había pasado una semana desde la última vez que había visto a Celia.
Me estaba fumando un cigarro en la terraza cuando se encendió la luz de su apartamento. Desde donde yo estaba, si me girara, vería su comedor y parte de la cocina. Pero eso implicaba que ella también me vería a mí.
Acabé pensando que era una buena idea girarme, era de noche y no tenía luz en la terraza.
Celia llevaba el pijama y parecía que acababa de despertarse, eran las tres de la mañana. Abrió la puerta de la entrada y Richard estaba allí, con la misma maleta que la última vez que lo vi. Él le dijo algo y ella negó con la cabeza, decidida. Después, ella se metió en lo que supuse que era su habitación y salió con bolsas que le tiró en los pies. ¿Lo estaba echando definitivamente? Richard no paraba de perseguirla, hablando y gesticulando un montón, mientras ella se acercaba a la cocina para beber.
Celia no respondía, solo le miraba sin ninguna expresión. Richard le agarró de la mano, tratando de acercarla a él, pero ella se quedó quieta en su sitio.
Era la primera vez que veía a Celia así de... ¿enfadada? Era como si le diera absolutamente igual lo que pasara a su alrededor.
Richard se rindió y agarró todas las bolsas para marcharse. Pero sabía que no la dejaría en paz tan fácilmente. Iba a llamarla, a enviarle mensajes, a decirle que se arrepentiría...
- Buenas noches, Nil - escuché de repente.
Celia estaba apoyada en la puerta, con una sonrisa y un taza en la mano.
- Hombre, muy bien no te has escondido... - murmuró, acercándose.
Lo único que separaba su terraza de la mía, era un pequeño muro. Maya lo había decorado con plantitas y flores.
- ¿Qué quería?- pregunté.
Celia resopló, dándole un sorbo a su bebida.
- Me ha pedido perdón - me contó, acompañando la frase de una risa irónica -. Obviamente, ha recalcado que no tengo ningún derecho a enfadarme con él porque yo he hecho lo mismo. Que soy el amor de su vida y que cambiará por mí... Todas esas cosas que dice cada vez que la caga.
- ¿Cómo pudiste estar tanto tiempo con él?
Era una pregunta estúpida y me di cuenta cuando me respondió.
- ¿Cómo pudiste estar tanto tiempo enamorado de Lisa?- al ver que aparté la mirada por no tener una respuesta, siguió hablando -. No elegimos de quién nos enamoramos, Nil. Ojalá lo hiciéramos.
De hecho, no sabía cuánto tiempo había estado enamorado de Lisa exactamente. Había arrinconado el sentimiento en lo más profundo de mí hasta que desapareció, pero no tenía ni idea de cuándo había desaparecido.
- Mañana madrugo, me voy a dormir - informó después de unos minutos en los que ninguno de los dos dijimos nada -. Deberías hacer lo mismo.
- Buenas noches, Celia - murmuré, viendo como entraba dentro.
Celia.
El trabajo me agotaba en todas las formas posibles. Mi jefe había decido sacarme del proyecto en el que estaba trabajando porque no le hice caso a uno de mis compañeros con lo que me mandó ya que consideraba que eso retrasaría todo. Se lo contó a mi jefe y este me cambió a archivar planos y tirar bocetos a la basura.
- ¿Cómo va eso, Jones?- me preguntó, con ese aire de superioridad que le caracterizaba.
- Bien.
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Volver a ser nosotros
RomanceEx... esa persona de la que tanto odiamos hablar. Eso incluye a Celia, que después de ocho años sin saber nada de su ex, se ve enfrentada a ser su vecina. ¿Cómo afectará esto a su vida actual? ¿Cómo afectará a su relación con su actual pareja? ¿Có...