Capítulo XXV

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Celia.

Era una idiota. ¿Por qué esperaba que se declarara y me dijera que quería intentar tener algo conmigo que no fuera solo físico? ¿Por qué?

En las escaleras, me encontré a Adam.

- ¿Te encuentras bien, Celia?- me preguntó.

- Sí, todo está perfecto - respondí, bruscamente.

No quería contárselo directamente a él porque vi que sus intenciones eran ir a buscar a Nil. Yo quería hablar con Amaya, que me entendía.

La vi hablando con Louis en el borde de la piscina. ¿Debía preguntarle también a Louis? Estaba segura de que sabía lo que había pasado, pero eso no quitaba que la conversación fuera a ser incómoda.

Me acerqué a ellos dos y me senté a su lado. Ambos se callaron enseguida y me miraron.

- Debería alejarme, ¿verdad?- pregunté.

Los dos entendieron rápidamente a qué me refería.

- Yo lo haría - opinó Amaya.

Miré a Louis, que miraba al agua.

- Nil siente algo, eso seguro - murmuró -. Pero no lo tiene claro y... bueno, empezar una relación con alguien que no sabe lo que siente por ti es un poco jodido.

Gruñí de frustración. Detestaba no tener el control de las situaciones.

- Pero es que yo tampoco lo tengo claro - admití -. Estoy muy confusa.

- A ver...- murmuró Amaya -. Si lo echas de menos como un amigo, no hay ningún problema.

Casi me reí al escuchar eso.

- Para mí, Nil y yo nunca hemos sido amigos - confesé, sintiendo un gran vacío al decirlo -. Además, yo no hago lo que he hecho antes con mis amigos.

Amaya trató de disimular su sorpresa, pero se notó. Probablemente no lo había deducido con tanto claridad como yo lo había dicho.

- Se dará cuenta, Celia - murmuró Louis, volviendo al tema principal -. Se dará cuenta tarde, como siempre, pero lo hará.

- ¿Y qué se supone que voy a hacer yo hasta que se dé cuenta?- cuestioné.

- Si estás dispuesta a esperarle, esperar, si no, rehacer tu vida otra vez.

Es que no estaba segura de volver a ser capaz de rehacer mi vida.

Nil.

Adam me escuchaba contarle todo.

- Y no has mencionado ni una sola vez nada sobre cómo te sientes acerca de eso - apuntó.

- Porque no lo sé, joder - espeté, enfadado -. Ese es el puto problema.

- ¿Vas a volver a perderla solo porque no eres capaz de explorar tus sentimientos, Nil?

No, no quería perder a Celia, pero si se iba, lo entendería. Y si me odiaba, también.

- ¿Nunca te has preguntado por qué te da tanto miedo? - preguntó, poniéndome una mano en el hombro.

No, la verdad era que no. Lo fácil sería pensar que era por Lisa, pero yo a Lisa tampoco le dije que la quería. Ella lo sabía porque escuchó que Louis y yo hablábamos de eso.

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