Capítulo XX

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Celia.

El teléfono sonó de pronto. Pensé que era Richard y no me molesté en contestar, solo seguí durmiendo.

Había mucha insistencia y lo miré para silenciarlo, pero leí el nombre en la pantalla: Louis R <3.

¿Por qué me llamaba Louis a las tres de la mañana?

- ¿Sí?- pregunté, medio dormida.

- Celia, siento llamarte a estas horas, pero es que no podía aguantarme hasta mañana - confesó, hablando muy rápido -. Me dijiste que querías estar informada por si pasaba algo en Norwich, ¿no? Pues mi amiga tiene una prima que es vecina de Lisa y... acaba de ver a Richard entrar a su apartamento.

Me costó procesar todo eso porque aún tenía el cerebro dormido.

- Iba con maletas y esas cosas - añadió.

- Se ha pasado por aquí y le he dado toda la ropa que quedaba - le conté, omitiendo que Nil estaba aquí -. Richard no tiene casa en Norwich, seguramente estará con Lisa hasta que encuentre algo o ella lo eche porque se ha aburrido.

- ¿Y no puede irse a casa de sus padres?- inquirió -. Cualquier cosa es mejor que vivir con mi hermana.

Me reí con eso último. Louis quería mucho a Lisa, pero no podía pasar más de una hora con ella sin acabar a gritos.

- No lo sé...- dije, acompañado de un suspiro -. Buenas noches.

- Descansa, Celia.

Nil.

Maya estaba grabando un vídeo porque la escuchaba hablar con el tono de voz que utilizaba siempre que grababa algo. Tenía que ir al baño, pero no quería aparecer en el maldito vídeo.

Es que... sus seguidoras eran extrañas. Comentaban cosas como que querían acostarse conmigo, que estaba muy bueno... Había hasta cuentas de fans mías.

Intenté aguantarme, pero es que me iba a mear encima.

Salí, intentado hacer el menor ruido posible, pero fracasé. Maya se giró y empezó a enfocar con la cámara para que dijera hola.

Yo sonreí vagamente y me metí en el baño. No me molestaba la atención de sus fans, pero es que resultaba abrumadora algunas veces.

Me sonó el teléfono, era mi jefa. Por favor, que no se me hubiera olvidado entregar nada.

- Buenos días - la saludé.

- ¿BUENOS DÍAS?- exclamó, suspirando para intentar calmarse -. ¿SABES QUÉ HORA ES?

Miré el reloj: las once y media.

- Debías enviar el artículo ayer, Nil - comentó, más tranquila -. Hasta ahora, he aguantado esto porque... mira, no sé por qué, pero estoy cansada. Estás despedido.

-¿Qué?- pregunté, asombrado.

- Necesito gente responsable y tú no lo eres - sentenció -. Te haré llegar un correo electrónico con toda la información sobre tu despedido. Espero que este sí lo leas.

Entonces me colgó. La volví a llamar pero no respondió.

¿Cómo se suponía que iba a pagar mi parte del alquiler? ¿Y la gasolina? No... no podía pedirle a Adam y a Maya que lo pagaran por mí.

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